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La filosofía sin ilusiones del perfecto caballero americano: diálogos en torno a una existencia estética
La filosofía sin ilusiones del perfecto caballero americano: diálogos en torno a una existencia estética
La filosofía sin ilusiones del perfecto caballero americano: diálogos en torno a una existencia estética
Libro electrónico175 páginas1 hora

La filosofía sin ilusiones del perfecto caballero americano: diálogos en torno a una existencia estética

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¿Qué significaría vivir estéticamente o, como dice nuestro personaje, «realizar una existencia perfectamente estética»? Ciertamente no es una existencia «equilibrada» o una existencia «bella», en el sentido de perfecta, agradable, cómoda o confortable, ni menos de «bien educadita». El «Caballero de las palabras» ha llevado la existencia estética hacia una especie de no-lugar, transformando así el asunto de una existencia perfectamente estética en una ilusión y una utopía. Ello en el sentido más literal: la errancia, la itinerancia, la no conformidad con un lugar confortable. El tipo de vida que eligió, lo llevó a renegar de lo cómodo o lo confortable, exigiéndole proyectar la estética hacia un plano tanto más profundo cuanto irreal. Por eso su estética únicamente puede realizarse en las palabras, porque allí es dueño de construir los castillos más bellos gratuitamente: allí se puede hacer una poesía de la vida sin estar obligado a vivirla. Esta es la dimensión mentirosa de su filosofía, pero (¿felizmente?) no se trata de la única dimensión.

Eduardo Devés (editor)
IdiomaEspañol
EditorialRIL Editores
Fecha de lanzamiento1 oct 2024
ISBN9789562849715
La filosofía sin ilusiones del perfecto caballero americano: diálogos en torno a una existencia estética

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    La filosofía sin ilusiones del perfecto caballero americano - Alberto Gallegos Rojas

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    Alberto Gallegos Rojas

    La filosofía sin ilusiones

    del perfecto caballero

    americano

    Diálogos en torno a una existencia estética

    Compilación, edición y notas a cargo de

    Eduardo Devés-Valdés

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    La filosofía sin ilusiones del perfecto caballero americano

    Primera edición: abril de 2013

    © Eduardo Devés-Valdés, 2013

    eduardo.deves@usach.cl

    Registro de Propiedad Intelectual

    Nº 221.056

    © RIL® editores, 2013

    Av. Los Leones 2258

    cp 7511055 Providencia

    Santiago de Chile

    Tel. (56-2) 22238100

    ril@rileditores.com • www.rileditores.com

    Composición, diseño de portada e impresión: RIL® editores

    Hecho en Chile • Made in Chile

    ISBN 978-956-284-971-5

    Derechos reservados.

    RIL editores

    bibliodiversidad

    Para quien sobra revelar su nombre.

    Basta con que ella y yo lo sepamos.

    Presentación

    Aproximación a un estudio preliminar

    I.- Para quien trabaja montado sobre la dialéctica de las regiones periféricas y sobre sus formas de conciencia, pareciera que es solo en los grandes procesos donde es posible alcanzar realización. En todo caso, quienes nos hemos ocupado del pensamiento latinoamericano, y más en general, del emergido en similares regiones, hemos ido otorgándole o, al menos, hemos privilegiado una dimensión «politicista» o, si se quiere, para decirlo más ampliamente, lo hemos considerado como un asunto ocupado de las cosas públicas: independencias, destinos nacionales, revoluciones, relaciones entre estados, continentes o economías, ideas respecto a la educación o a las políticas culturales. Ello ha dejado ausentes o ha minusvalorado otras dimensiones del pensamiento, ciertamente muy dignas de atención.

    Valga este primer párrafo como una especie de mea culpa, de quien ha escrito varios textos sobre las ideas, siendo incapaz de dar un espacio relevante a otras voces y que, quizás, apenas les ha dejado algunas rendijas por donde filtrarse.

    Este trabajo, en cambio, quiere dar la palabra a un personaje que se expresa en otros términos –aunque no sea del todo extraño a los discursos «politicistas»– y cuyo lenguaje se ha cocinado recibiendo todos los ingredientes de esos discursos y de las ocupaciones por lo público, pero que ha sido igualmente capaz de hablar de otras cosas, reservadas muchas veces al género epistolar e incluso a la novela o la poesía. En este marco debe entenderse la edición de los pensamientos del anónimo autodenominado «perfecto caballero americano», a quien para efectos prácticos he decidido llamar Alberto Gallegos Rojas.

    El caso de este pensador no ha sido completamente una excepción. Como él ha habido muchos que no han alcanzado a tematizar suficientemente sus ideas. Mi labor ha sido tratar de darle un estatus filosófico a esta jerga, expresada prioritariamente en el ámbito de la cotidianidad y de la oralidad. He tratado de otorgar estatus filosófico a reflexiones sobre el sentido de la existencia, sobre el amor, sobre las relaciones entre las personas en el ámbito de lo íntimo, sobre la estética, sobre las maneras de vivir y de morir y tantas otras cuestiones en torno a las cuales el pensamiento latinoamericano y de las regiones periféricas –como también el de las regiones centrales, por cierto– se ha detenido, pero que quienes normalmente lo estudiamos hemos dejado algo (o bastante) al margen.

    Sin embargo, dar espacio a esta voz diferente de nuestra historia intelectual no ha sido la única razón relevante para editar estos pensamientos. Ha habido otra no menos poderosa: estos pensamientos expresan profundamente la sensibilidad, más que las ideas, de una parte muy amplia de nuestra comunidad intelectual. Un tipo de sensibilidad que se encuentra presente por debajo del discurso oficial y que se expresa en la cotidianeidad de nuestra academia. Pensamientos y sensibilidades muy frecuentes, que no se muestran sino de modo oblicuo en el discurso público. He reflexionado sobre esta dualidad, duplicidad o doblez, y en torno a los modos en que se expresaría en otros sectores de nuestras sociedades, y, eventualmente, de maneras diferentes, entre sindicalistas, militares, eclesiásticos, funcionarios públicos o empresarios.

    Que lo que acabo de señalar, sin embargo, no sirva a nadie para argumentar que aquí es donde se expresa el «verdadero» pensamiento latinoamericano. Hay quienes me sugirieron que se estaba mostrando la falsedad de nuestra intelectualidad o, lo que era lo mismo, su verdadera cara. Yo no creo esto. No creo que este sea el «fondo» real de otro discurso proferido simplemente para las apariencias. Pero, eso sí, pienso que no estaría completa la versión sobre nuestra historia intelectual si no se diera cabida a este otro tipo de discurso, y particularmente a la sensibilidad que le acompaña o que se trasluce.

    II.- Los estudios eidéticos han tenido una explosión entre nosotros en el último tiempo. La aparición de nuevos discursos, nuevos métodos, nuevas preguntas, nuevos paradigmas han ido revolucionando un quehacer que cultivamos en la región, desde comienzos del siglo recién pasado. La edición de los pensamientos de este anónimo-epónimo debe ubicarse también en el marco de dicho proyecto intelectual. La renovación de los estudios eidéticos y la fundación de una disciplina autónoma es una tarea de larga duración y que comprende múltiples dimensiones, entre las cuales se encuentran: fijar un campo, cartografiar sus territorios, determinar los cánones, asentar una cierta terminología con sus conceptos matrices y establecer procedimientos taxonómicos, entre otras actividades. Dentro de esto es clave definir el ámbito de la realidad que se estudia en su especificidad, siendo igualmente necesario mostrar sus conexiones con otros ámbitos. Se debe ir desde el propio campo hacia los otros, aventurándose más allá de las fronteras, para explorar y conectar, mucho más que para saber donde levantar murallas. Digamos que existe también una mezquindad como una generosidad en lo epistémico, aunque esté haciendo un pequeño abuso de los conceptos.

    En América Latina y el Caribe, por circunscribirnos a la región, nos quedan vastísimos territorios por reconocer y cartografiar, como también vamos muy lentamente en la tarea de actualizar nuestros conocimientos respecto de numerosos espacios de la producción eidética. Existen amplios campos a los que los especialistas hemos prestado poca o nula atención, tanto así que ni siquiera contamos con informaciones básicas para emprender estudios en profundidad. La falta de ánimo aventurero en la disciplina ha conformado a muchas personas con recorrer y volver a recorrer los más trillados caminos, tantas veces limitándose a autores repetidos (varones en su totalidad) y de la misma nacionalidad de quienes les estudian.

    Una de las tareas más importantes y menos gratas, que debemos realizar quienes nos ocupamos de los estudios eidéticos, es la de reproducir las obras clásicas de autores, que por la razón que sea nos parecen relevantes. Reeditar, anotar, introducir y explicar es parte de la tediosa tarea profesional que supone constituir y ampliar un campo de estudios, tanto como aportar los insumos básicos a la comunidad.

    De más está decir que espero que la edición de la «obra» del anónimo Gallegos Rojas, si puede llamarse así, sirva para inspirar el trabajo de otras personas y poner en relieve la existencia de un género de discurso poco usual por poco militante, al menos en el sentido convencional del término. Pienso que hay aquí una veta de materia prima para ser elaborada en vistas a trabajar otras formas de racionalidad que al menos complementen la «politicista». Pero, cuidado con hacer una interpretación arcaica o conservadora de este tipo de pensamiento o sensibilidad. Ello sería profundamente tergiversador del carácter que he creído descubrir en este discurso. En todo caso, si así fuera, para decirlo con la grandilocuencia del personaje: no quedaría al editor más que amarrarse una piedra de molino al cuello…

    III.- En una tendencia que por algunos lados podría asociarse a Rigoberta Menchú, nuestro personaje apunta a realizar una crítica desde «otro lugar» del mundo que le tocó en (mala) suerte. La propuesta de una existencia estética, quizás la más importante que puede extraerse de sus decires, está lejos del discurso que emparienta entre ellos a neo y anti liberales. Las propuestas normales para una vida mejor están marcadas por el carácter político o planético. Tanto las sociales, económicas, ecológicas como las tecnológicas poseen este mismo sesgo. En ningún caso puede afirmarse

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