La valentía de emprender
Por Jaime Villouta
()
Información de este libro electrónico
Relacionado con La valentía de emprender
Libros electrónicos relacionados
¿Qué fregados has estado haciendo? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn día raro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas hostias de la vida Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl manual del éxito interior: El libro que pondrá a tu alcance la información que necesitas para conocerte y encontrar las respuestas a todas tus preguntas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDesea, Sonríe, Ama Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmor de madre Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRompe la quietud Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRegresa a mí Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCharlas con Mayson Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSecretos Inmobiliarios: Como comprar y vender viviendas con fines de lucro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCristales Rotos: Raíces Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHay un mago en ti: Descubre tu magia interior Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Supersaurio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Si me hubiera conocido antes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna campaña hacia la felicidad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMundo a través Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Espiral de Enós Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTresseiscinco: Mañana será otro día Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEsta Puta Novela Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesViajes de una Psicóloga en Crisis Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCazadores de Sueños Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Frases para cambiar tu vida 2 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Me faltan horas y me sobran gilipollas. #39 ideas para quererte más y mejor. Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos para ser feliz Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGrowth Mindset: La actitud mental que te hará crecer Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTodos los desastres que me llevaron hasta mí Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAgüelita De Rebeca: Cuentos De La Infancia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¿Y por qué no? Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDe la dependencia al amor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNo quiero ir a trabajar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Pequeñas empresas y emprendedores para usted
300 Ideas de Negocios para Latinoamérica Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Consigue el éxito con hábitos inteligentes: dale poder a tus acciones diarias para tener todo lo que quieras Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Frases que Venden: Descubre cómo promocionar tus productos, atraer clientes y cerrar las ventas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Adiós a tus Deudas: Descubre cómo salir permanentemente de tus deudas sin necesidad de ganar más o morir en el intento Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Secretos judíos del dinero Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La receta del éxito Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Put* el que no lo lea Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Piénsalo y es tuyo: haz que la ley de la atracción trabaje a tu favor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Técnicas De Ventas, El Cierre De Ventas Es Una Fase Clave Del Ciclo De Compra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL PODER DE TU MARCA PERSONAL: Convierte tu marca personal en una empresa rentable Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Plan De Negocios: Una Guía Simple Y Efectiva Para Un Plan De Negocios Que Si Funcione Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Manual de los Ingresos Pasivos Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Embudos De Ventas Exitosos, Aprenda A Definir Las Etapas Del Embudo De Ventas Y El Comportamiento De Los Prospectos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Instagram Marketing, Secretos De Instagram. Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Efecto Warren Buffett Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El plan de negocios: Cómo crear un plan óptimo para su empresa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La sardina que se comió al tiburón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Negocios Post Pandemia: Las 21 ideas de negocios más rentables del futuro Calificación: 5 de 5 estrellas5/5GuíaBurros: Modelos de Negocio: Para autónomos, pymes y emprendedores Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El Poder Oculto De Los Judíos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Descubre los secretos de la gente millonaria: maneja tu mente y utiliza estrategias claves Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El arte de persuadir y negociar: Principios y técnicas de manipulación, negociación y persuasión Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Comentarios para La valentía de emprender
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
La valentía de emprender - Jaime Villouta
I.S.B.N.: 978-956-12-3738-4
I.S.B.N. digital: 978-956-12-3742-1
1ª edición: noviembre 2023
Diseño de portada: Javier Fabián
Diseño interior: jneira@proyectografico.cl
©2023 por Jaime Orlando Villouta Porcile
Inscripción 2023-A-11593
©2023 de la presente edición por Empresa Editora Zig Zag S.A.
Derechos exclusivos para todos los países.
Editado por Empresa Zig Zag S.A.
Los Conquistadores 1700, piso 10, Providencia.
Santiago de Chile.
Teléfono (56-2) 28107400
contacto@zigzag.cl/www.zigzag.cl
El siguiente libro no puede ser reproducido ni en todo ni en parte, ni archivado ni transmitido por ningún medio mecánico, ni electrónico, de grabación, CD- Rom, fotocopia, microfilmación u otra forma de reproducción, sin la autorización escrita de su editor.
Diagramación digital: ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com
info@ebookspatagonia.com
Para mi padre, quien me dio la libertad suficiente para llevar la vida según mis instintos; gracias a eso salí adelante.
Jaime Villouta
UN EMPRENDEDOR VALIENTE
El emprendimiento se puede describir de muchas formas: una ocupación, una vocación, un estilo de vida. Pero para mí, el emprendimiento es, ante todo, un viaje. Una ruta llena de desafíos, aprendizajes y momentos inolvidables. Es tanto la meta final como el camino en sí mismo: un evolucionar y adaptación constante.
Cada vez que reviso mi propia experiencia, descubro que, en realidad, como emprendedor, yo no miro el mundo por lo que es, sino por lo que podría llegar a ser, y actúo sobre esa visión. Y si bien he vivido experiencias de infinita alegría, no puedo negar que en muchos casos, han sido fruto de un salto de fe al vacío. Un camino donde las certezas apenas existen.
Conozco al autor de estas páginas. Jaime no solo es un apasionado por el tema, sino también un emprendedor valiente. Por eso puedo asegurarte que sus palabras provienen de un conocimiento profundo del hacer, de su entrega en cada emprendimiento que construye, y en el ensayo y error que conlleva. Del deseo genuino de crear e innovar. De lo importante que es viajar ligero para alcanzar las metas que quieres.
Su historia de vida está repleta de excelentes momentos, que él, muy inteligentemente, ha podido convertir en enseñanzas y herramientas prácticas para compartir. Porque como bien dice: Si escucho con atención y empatía la historia de un emprendedor, esa experiencia e inspiración también se terminará traspasando a mí
.
Estoy seguro de que este libro será el empujón que necesitas para materializar esa idea, ese proyecto que hace tanto tiempo llevas pensando. O incluso, te inspirará a salir de tu zona de confort, a imaginarte como emprendedor. Te ayudará a enfrentar los desafíos con determinación, a celebrar cada pequeño triunfo, y a dar la cara cuando las cosas se pongan difíciles.
El mundo del emprendimiento necesita soñadores y líderes valientes. Que este libro, escrito por Jaime, sea una guía para eso y más.
Daniel Daccarett I.
C
OFUNDADOR DE
C
ORPORACIÓN
E
MPRENDE TU
M
ENTE Y
P
RESIDENTE DE
V
ENDOMÁTICA.
1
LA HORA DE DESPABILAR Y MOVILIZARSE
Tenía dieciocho años y, después de salir de cuarto medio, pasé seis meses acostado. ¡Seis meses! De la experiencia escolar recuerdo momentos de felicidad, de opresión, de compañerismo, de frustración y, sobre todo, de recriminaciones académicas. Porque sí: era un pésimo estudiante, tenía el peor promedio del curso, ¿y saben lo curioso del asunto?, nunca me dio vergüenza que me lo recordaran. Sencillamente no me movía un pelo. A veces intentaba mejorar, concentrarme, mi mamá pagaba con mucho esfuerzo profesores particulares para que me reforzaran en las tardes, pero no había caso, no subía la mínima nota. Los contenidos de las asignaturas no los entendía ni me conmovían. Asumía que no era tonto. ¿O sí? No me importaba aclararlo; pasaba apenas de curso, y el punto es que no podía tomarle el valor al estudio o a lo que me enseñaban, era incapaz de rendir en eso que me exigían, en eso que –decían– iba a definir mi futuro.
En este escenario, en diciembre de 1997 me tocó dar la Prueba de Aptitud Académica y solo recuerdo que me aburrí muchísimo. A los pocos minutos ya no tenía qué hacer. No sabía cómo responderla, de la pregunta treinta en adelante quedé bloqueado. Iba a ser imposible continuar. Le dije a la persona que vigilaba oiga, señora, yo me voy, no puedo terminar la prueba, no me siento bien, no podría completar nada
. Ella me miró con sospecha y me dijo claro, joven, tiene el derecho a irse, ¿pero está seguro?
. Y la verdad es que no era rebeldía ni nada parecido. Simplemente una voz interior, una fuerza honesta, me decía que no debía estar ahí. Había egresado del colegio más exclusivo de la zona y comprendía que yo no seguiría el camino del resto de mis compañeros. Nadie de nosotros –nadie que hubiese tenido mis envidiables oportunidades– se iría a trabajar de inmediato. Se asumía que, antes de eso, todos tendríamos lugar en la universidad, pero, la verdad, yo no alcancé ni el mínimo puntaje para postular a cualquier cosa.
Y una mañana mi papá salió del baño, abrió El Mercurio, buscó mi RUT y vio mi puntaje.
–Jaime –me dijo–, ¿sabe lo que significa esto?
–Sí, papá…. O no, quizás no. No lo sé tanto.
–¿Usted sabe que estoy quebrado, que no tengo ni un peso?
–Sí, papá.
–¿Usted entiende que no le podría pagar una universidad privada, cierto?
–Sí, papá. Lo entiendo. Pero…
En ese momento mi papá me miró y, sin tocarme, me golpeó fuertemente. Me explicó en palabras lo que yo sabía, pero no quería procesar: yo no iba a ir a la universidad, no había plata para pagarme ninguna carrera. Pero lo más grave, quizás, es que yo no tenía ninguna orientación. Mis papás me querían, lo sabía, hacían lo que podían, pero no había nadie que me dijera: Jaime, ándate por este camino, este es tu lugar, esa es tu área, dedícate a esto, tú naciste para esto
. No. Nunca tuve a alguien que me dijera eso.
Por más que me gustaba transmitir seguridad, me sentía absolutamente solo. Y comenzaría a estarlo cada vez más.
A los días sentí que la vida me pegaba palazos en la cabeza. La mañana me abatía, la tarde me nublaba, en las noches tenía sueños extraños. Me sentía un zombie. Todo me dolía o me era indiferente. De repente pasó el verano y, en marzo, cuando mis amigos comenzaban la universidad, yo –por primera vez– entendí que debía enfrentarme a la vida. ¿Pero qué significaba eso? Que mientras mis amigos de adolescencia contaban de sus vidas llenas de novedad, carretes y panoramas interesantes, yo tenía que despertar, salir de la placenta, dar a luz a un nuevo sujeto. ¿Pero cómo encontraría esa luz? Me daba vergüenza salir a la calle, me daba vergüenza contarle al mundo que no tenía un peso y de que probablemente tendría que trabajar. Yo no iba a ser el niño mimado al que le compran un auto para ir a la universidad.
Y así, paralizado, me dediqué a dormir. Comía, me acostaba, veía tele, comía, miraba el techo, volvía a comer y dormía (ahora que lo pienso, quizás me estaba cargando para funcionar el resto de mi vida). Y durante esos seis meses mi papá nunca me exigió levantarme más temprano, nunca me pidió nada. Siendo un hombre muy exigente, durante ese periodo solo me observó. Miraba mis desplazamientos (como si mirase esos programas del Animal Planet), sin pena, sin cariño, condescendencia o lástima. Solo me observaba. Y así pasaron los meses, hasta que una mañana me sentí completamente mareado. Me miré en el espejo y, no sé cómo explicarlo, de repente sentí un torbellino interno y se me ordenaron las cosas. ¿Para qué vine al mundo?
, me pregunté mirándome, ¿para qué cresta vine al mundo?
... Yo nunca he sido religioso, pero comencé a recordar la parábola de los talentos. ¿Cómo era? Según yo, algún día íbamos a morir, Dios nos recibiría en el cielo y nos preguntaría a qué vinimos al mundo. Yo le di talentos –nos diría–, ¿usted los desarrolló?
. Y yo pensaba: chuta, si me muriera ahora, no sabría qué responderle. Le diría Oiga, Dios, ¿sabe?, yo la verdad no sé cuál es mi talento
. O sea no lo encuentro, pero quizás lo sospecho.
Y así, despejando la niebla, o algún velo de la vida, fui al living y miré a mi padre que estaba fumando y leyendo el diario. Delante de él pegué un grito; no a él, sino a mí, o a quien sea. Le pegué un grito a la vida, supongo. Muy seco. De