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Ventura y desgracia del Homo Sapiens
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Libro electrónico94 páginas2 horas

Ventura y desgracia del Homo Sapiens

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La idea central de este libro es reestudiar el mito del paraíso y la caída de la humanidad que se narra en los primeros capítulos de la Biblia, e investigar hasta qué punto lo dicho en el lenguaje propio de los mitos coincide con lo que enseña la antropología moderna sobre el Homo sapiens paleolítico y la posterior revolución agraria de la que emergió el fenómeno social de la civilización. Las reflexiones que aquí surgen comienzan por reconocer que todos los pueblos del mundo tuvieron ancestros que vivieron en un estado de plenitud que sus descendientes posteriormente perdieron. Las aptitudes que demuestran haber tenido constituyen el fundamento sobre el que se construyeron los numerosos mitos del paraíso que registra la historia. Si nuestros ancestros paleolíticos no hubiesen sido seres íntegros, ni tenido un vasto conocimiento del mundo en que vivían, si hubiesen vivido en permanente conflictos con bandas rivales, nuestra especie se habría extinguido hace muchos miles de años.
IdiomaEspañol
EditorialEdiciones UC
Fecha de lanzamiento20 jun 2023
ISBN9789561431171
Ventura y desgracia del Homo Sapiens

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    Ventura y desgracia del Homo Sapiens - Gastón Soublette

    EDICIONES UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE

    Vicerrectoría de Comunicaciones y Extensión Cultural

    Av. Libertador Bernardo O’Higgins 390, Santiago, Chile

    editorialedicionesuc@uc.cl

    www.ediciones.uc.cl

    VENTURA Y DESGRACIA DEL HOMO SAPIENS

    Gastón Soublette

    © Inscripción Nº 2023-A-6191

    Derechos reservados

    Mayo 2023

    ISBN Nº 978-956-14-3116-4

    ISBN digital Nº 978-956-14-3117-1

    Diseño: Francisca Galilea R.

    Diagramación digital: ebooks Patagonia

    www.ebookspatagonia.com

    info@ebookspatagonia.com

    CIP-Pontificia Universidad Católica de Chile

    Soublette, Gastón, autor.

    Ventura y desgracia del homo sapiens / Gastón Soublette.

    1. Antropología cultural y social.

    2. Origen del hombre.

    I. t.

    2023 301 + DDC23 RDA

    La reproducción total o parcial de esta obra está prohibida por ley. Gracias por comprar una edición autorizada de este libro y respetar el derecho de autor.

    ÍNDICE

    PARTE I

    Creación de Adán

    Origen de la figura de Adán

    La prueba de la libertad

    El germen del mal

    PARTE II

    Emergencia de la función consciente

    De la magia

    La integridad original

    · PARTE I ·

    Este libro trata del mito del paraíso y la caída de la humanidad, tema que, con diferentes variantes, aparece en ciertas tradiciones de antiguas culturas de Oriente y Occidente. El cual posteriormente fue transferido a la teología bíblica, y al que hoy la antropología comienza a aproximarse en sus investigaciones sobre quiénes fueron y cómo vivieron nuestros ancestros de hace decenas de miles de años.

    Con relación a esto último, lo que se intenta hacer es descubrir qué características de esa primera humanidad pueden haber servido de base a los muchos mitos del paraíso, la ventura original y posterior desventura de nuestros ancestros anteriores a la revolución agraria y a la emergencia del fenómeno de la civilización.

    En ese sentido la antropología más avanzada ha llegado a conclusiones que hace un siglo habrían sido inimaginables acerca del Homo sapiens paleolítico sobre el cual siempre ha pesado el prejuicio de que era poco menos que un animal con la apariencia de un hombre, concepción peyorativa de nuestros antepasados basada en la creencia gratuita de que los modos de vida que comenzaron a darse en el mundo desde la revolución agraria y el surgimiento de las sociedades de producción, con sus ciudades, su población sedentaria y sus jerarquías sociales, son los únicos dignos del ser humano.

    En lo que se refiere a los mitos que describen el estado venturoso en que habrían vivido los representantes de una primera humanidad, por así llamarla, entre los que se destaca la versión bíblica, nos plantean una interrogante en el sentido de si se trata solo de ficciones narrativas sin un referente real, pero que contienen enseñanzas acerca de la naturaleza humana, o se trata de relatos procedentes de tradiciones de larga data sobre lo que fue realmente esa antigüedad tan lejana, las que después se habrían transmitido a la posteridad bajo la forma de narraciones mitológicas.

    Con relación a lo dicho antes y en lo que se refiere a los capítulos iniciales del Génesis de la Biblia, aquellos que versan sobre el origen del hombre, el paraíso terrenal, y la caída de la humanidad, se puede adelantar como conocimiento cierto y seguro que el relato que en ellos se lee está constituido en buena parte por ficciones narrativas destinadas, sobre todo, a reforzar el monoteísmo israelita y a rechazar, no sin violencia, la cosmovisión y las prácticas cultuales del paganismo circundante en el Medio Oriente, las cuales amenazaron con desviar la orientación espiritual del pueblo de Israel durante dos milenios, tema que se desarrollará más adelante.

    Pero esto se dice sin perjuicio de que, en principio, y a juzgar por el tenor del texto, se entiende que la intención del autor ha sido también la de enseñar a su manera, cómo creó Dios el mundo y en él a la especie humana a partir de una pareja primordial.

    En este sentido cabe puntualizar que el autor del Génesis compuso el texto con elementos narrativos preexistentes y de público conocimiento en la antigüedad Medio Oriental, tomados de las culturas sumeria, accadia y cananea. Se trata de una serie de metáforas procedentes en su mayor parte del célebre poema de Gilgames, epopeya mesopotámica que gozó de la fama de ser la obra literaria suprema de la antigüedad prehelénica.

    Este empréstito cultural por el que, en un texto religioso monoteísta hebreo, se emplea todo un imaginario procedente de una obra de literatura épica pagana, solo se explica en cuanto esos elementos narrativos son empleados por el hagiógrafo en una actitud polémica, con lo cual se quiere decir que fueron utilizados justamente para demostrar al pueblo de Israel que todo eso era radicalmente incompatible con la fe en Iahvé, el único y verdadero Dios.

    Del poema de Gilgames el redactor habría tomado las referencias correspondientes a la estepa inculta original de Mesopotamia de cuya arcilla o polvo Dios modeló el cuerpo de Adán; el jardín de Edén; la desnudez adámica; el árbol del fruto prohibido; la seducción de Eva por la serpiente y de Adán por su mujer para desobedecer al mandato divino de no comer del fruto de ese árbol; el imperio de la muerte sobre la familia humana; y el así llamado «árbol de la vida».

    En lo que se refiere a la serpiente que sedujo a Eva, su procedencia parece hallarse en los ritos de fecundidad de Canaán, territorio en el que vivió el pueblo de Israel durante dos milenios.

    La estepa inculta antes mencionada era en esos remotos tiempos un amplio territorio situado entre los ríos Tigris y Éufrates, en el cual, un pueblo prehistórico de agricultores (cultura de Obeid) emprendió la obra de regar mediante una red de canales, la que con el correr de los siglos llegó a ser extremadamente compleja y vasta, activando al máximo la fertilidad potencial de ese territorio. Tal fue la base agropecuaria de la posterior cultura de Sumer, la más antigua de Occidente, la que inauguró en esa región la agricultura de regadío en gran escala.

    Se discute si ese territorio ocupado por la civilización sumeria se limitaba solo a la parte sur de Mesopotamia, pues posteriormente los de Sumer fueron dominados por los accadios, quienes asumieron la cultura de aquellos. Así los reyes de la época se designaban a sí mismos como monarcas de Sumer y Accad, uniendo el sur con el norte.

    Es probable que el autor del Génesis al referirse al jardín que Dios plantó al Oriente (Mesopotamia) en Edén, haya tomado como ejemplo el jardín sumerio que también fue plantado en Edén, pues esta palabra procede del accadio (lengua del pueblo semita que dominó a los sumerios), la cual significa «estepa», de manera que la expresión «jardín de Edén» significa jardín de la estepa, esto es, plantado en un territorio que fue estepario y que después fue tierra de regadío, de mucha fertilidad.

    En su lengua originaria esa palabra es «Edín», y los hebreos buscando

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