La Diligencia Del Discipulado: Preparándonos Para Glorificar Al Señor

Por John A. Copper

Durante sus años de ministerio pastoral / docente, el pastor John ha Lamentado profundamente la degradación de la Iglesia, especialmente la Iglesia de la civilización occidental y la cultura estadounidense en particular. Él atribuye gran parte de esta degradación a una debilidad general en la Iglesia para hacer discípulos de Jesucristo. Sin embargo, este libro no trata principalmente de mostrar esa debilidad; más bien, definirá lo que es un discipulado bíblico y proporcionará un proceso de cinco pasos, fáciles de entender, pero difíciles de poner en práctica, para transformar a los conversos en discípulos maduros de Jesucristo —pues la voluntad de Dios para el cristiano es la santificación, ser santo—. Dietrich Bonhoeffer escribió El costo del discipulado, pero el pastor John ofrece un proceso viable para ser santo; el objetivo es parecerse al Jesús bíblico ante un mundo que observa.

• Idioma: Español
• Editorial: WestBow Press
• Fecha de lanzamiento: 20 oct 2021
• ISBN: 9781664245440

John A. Copper

John A. Copper es Bachelor of Science (licenciado) en Estudios Bíblicos y Bachelor (técnico superior universitario) en Teología en la Western Baptist College. Ha estado activo en el Ministerio Pastoral durante más de treinta años, y su pasión siempre ha sido hacer discípulos que hagan discípulos. El pastor John vive al oeste de Colorado con su joven esposa, quien comparte su pasión por hacer “discípulos que hacen discípulos”. El pastor Copper difruta realizar actividades al aire libre y leer todo lo relacionado a asuntos teológicos.

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ISBN: 978-1-6642-4543-3 (tapa blanda)

ISBN: 978-1-6642-4542-6 (tapa dura)

ISBN: 978-1-6642-4544-0 (libro electrónico)

Número de Control de la Biblioteca del Congreso: 2021919469

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Fecha de revisión de WestBow Press: 10/19/2021

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ÍNDICE

Prefacio

SECCIÓN 1

Capitulo 1 Definiciones

Capitulo 2 La necesidad de discipulado

SECCIÓN 2

Capitulo 3 Renovar nuestra mente

Capitulo 4 Sujetar nuestra mente

Capitulo 5 Expresar nuestros pensamientos

Capitulo 6 A Dios sea la Gloria

Capitulo 7 Dignos del Evangelio

Capitulo 8 La expresión

Diagrama 1: Pasos hacia el éxito

Para mi Kephzibah

Mi deleite está en ella.

Y a los

Santos de la Iglesia Comunitaria Surface Creek,

Quienes han soportado con gran paciencia mis consideraciones para este libro.

Gracias

PREFACIO

Durante más de treinta años de ministerio desde el púlpito, he observado que hay una debilidad en el proceso de discipulado en la Iglesia de Jesucristo. No obstante, en este libro no busco demostrar principalmente esa debilidad, sino más bien defino el discipulado bíblico y proporciono un proceso de cinco pasos —fácil de entender, pero difícil de hacer— para transformar a los conversos en discípulos maduros de Jesucristo.

Aunque este no es un libro sobre doctrina bíblica, será útil comprender mi base doctrinal y mis puntos de vista. Crecí en una Iglesia bautista fundamental y obtuve mi título en Estudios Bíblicos y Teología en una Universidad bautista y bíblicamente conservadora. Desde hace más de veinte años, he estudiado varias escuelas de teología, especialmente la dispensacional, la mesiánica, la ortodoxa y la reformada. En gran parte, me apego a la teología reformada, expresada en las doctrinas de la gracia. Creo en la doctrina bíblica de la salvación solo por gracia y solo a través de la fe, y que las buenas obras no tienen mérito para obtener la salvación, sino que estas proceden de la salvación:

Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. (Efesios 2: 8-10)

Creo en la perseverancia de los santos, que todos los que renazcan ciertamente serán salvos, y que Jesús no perderá nada de todo lo que le ha sido dado a Él:

Y esta es la voluntad del que me envió: que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el día final. Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final. (Jn. 6: 39-40)

No está dentro del alcance de este libro defender estas doctrinas; para eso, hay muchos libros, tanto antiguos como modernos, que el lector puede consultar. Aún así, será importante recordar estas doctrinas en la medida que avances en este estudio.

Me preocupa el bienestar de la Iglesia; la Iglesia está compuesta por individuos, por eso me preocupo por su bienestar. Mi preocupación proviene de tres enseñanzas diferentes de Jesús, pero relacionadas entre sí, y una advertencia desalentadora. Estas enseñanzas y advertencias no son para quienes están fuera de la iglesia, sino para quienes la habitan. A continuación, las expondré brevemente y animo al lector para que las medite a profundidad.

Primero, la parábola del sembrador:

Ese mismo día salió Jesús de la casa y se sentó junto al lago. Era tal la multitud que se reunió para verlo que él tuvo que subir a una barca donde se sentó mientras toda la gente estaba de pie en la orilla. Y les dijo en parábolas muchas cosas como estas: Un sembrador salió a sembrar. Mientras iba esparciendo la semilla, una parte cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esa semilla brotó pronto porque la tierra no era profunda; pero, cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron. Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron. Pero las otras semillas cayeron en buen terreno, en el que se dio una cosecha que rindió treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado. ¡El que tenga oídos, que oiga! (Mt. 13: 1–9)

Escuchen lo que significa la parábola del sembrador: Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino. El que recibió la semilla que cayó en terreno pedregoso es el que oye la palabra e inmediatamente la recibe con alegría; pero, como no tiene raíz, dura poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, en seguida se apartan de ella. El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan, de modo que esta no llega a dar fruto. Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende. Este sí produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta al ciento por uno. (Mt. 13: 18-23)

Poniendo a un lado las divisiones de los capítulos y los subtítulos de cada sección, note que esta parábola sigue directamente una declaración de Jesús en la que Él distingue quién es mi hermano, mi hermana y mi madre Pues mi hermano, mi hermana y mi madre son los que hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo (Mt. 12:50). Declara que la obediencia a la voluntad de su Padre desplaza la relación de consanguinidad. La parábola del sembrador continua inmediatamente (13: 3-9) con la explicación de Jesús (13: 18-23). La semilla es la palabra del reino (13:18, 20, 21, 23). El terreno representa el corazón de los que escuchan la Palabra. Jesús usó metáforas como el camino, el