Guía HBR: Cómo superar el Burnout: Reconoce los síntomas. Haz cambios viables. Reconecta con el trabajo.

Por Harvard Business Review

El estrés laboral crónico y sin control (burnout) se está haciendo generalizado. El trabajo continuo y las crecientes presiones están llevando a una alta tasa de agotamiento. El burnout no sólo lleva a una menor productividad y a emociones negativas, sino que puede tener consecuencias personales y profesionales graves. ¿Estáis tú o tu equipo en riesgo?.
La Guía HBR Cómo superar el Burnout ofrece consejos prácticos y sugerencias para ayudarte a ti, a tu equipo y organización a evitar los peligros del agotamiento y a redescubrir un compromiso saludable en el trabajo.
Con esta guía aprenderás a:
• Comprender la diferencia entre el estrés normal y el burnout.
• Evitar que tu pasión por el trabajo te lleve al burnout.
• Evitar el burnout cuando trabajas desde casa.
• Proteger a tus mejores empleados del burnout.
• Ayudar a prevenir el burnout de tu equipo, incluso si tú también estás "quemado".
• Recuperar tu productividad y efectividad.

Equípate con los consejos necesarios para tener éxito en tu trabajo de la mano de la publicación más fiable del mundo de los negocios. En las Guías HBR encontrarás una gran cantidad de prácticas y consejos básicos de expertos en la materia que te ofrecen una solución inteligente para enfrentarte a los desafíos laborales más importantes.

• Idioma: Español
• Editorial: Reverte-Management
• Fecha de lanzamiento: 1 jun 2021
• ISBN: 9788429196252

Harvard Business Review

Harvard Business Review es sin lugar a dudas la referencia más influyente en el sector editorial en temas de gestión y desarrollo de personas y de organizaciones. En sus publicaciones participan investigadores de reconocimiento y prestigio internacional, lo que hace que su catálogo incluya una gran cantidad de obras que se han convertido en best-sellers traducidos a múltiples idiomas.

Vista previa del libro

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Protégete

del burnout

CAPÍTULO 1

Que el burnout no te pille por sorpresa*

Steven D’Souza

Al volver al Reino Unido después de un intenso viaje de consultoría de tres días, estaba al borde de un ataque de nervios. Durante unos segundos tuve una vívida «visión»: me encontraba en el hospital rodeado de médicos, sin poder afrontar la situación ni comunicarme de forma coherente. Cuando esa visión pasó, por primera vez en mucho tiempo fui consciente de una gran pesadez y cansancio en mi cuerpo. Me di cuenta —con cierta sorpresa— de que estaba agotado.

En el reverso de un sobre calculé que había estado trabajando en más de una docena de países durante los últimos meses —a veces, en tres países en una sola semana—. Como mis colaboradores y clientes abarcan diferentes ­husos horarios, los días a menudo se me hacían muy largos. Tal vez debería haberlo visto venir.

No es que no hubiera recibido señales de alarma. Algunas eran bastante evidentes: llevaba meses bloqueado a la hora de escribir, me sentía prácticamente incapacitado para empezar con mi nuevo libro. Otras eran más sutiles, pero no menos reveladoras: durante un proyecto en Singapur tardé cinco semanas en darme cuenta de que el hotel tenía vistas a la playa.

¿Por qué no me percaté de que estaba al borde del burnout o, mejor dicho, de que estaba cayendo en él? Quizá porque me encanta mi trabajo y a menudo no lo considero como tal. Si esto es un problema, pensé, ya le gustaría a mucha gente tener el problema que tengo yo. Me siento muy afortunado por realizar un trabajo que me apasiona, y me gusta la gente con la que trabajo.

Sin embargo, he aprendido que esa positividad puede ser contraproducente. Como me encanta mi trabajo, mi «sistema inmunitario» mental no tenía nada que rechazar. Se había convertido en algo demasiado agradable. Y me viene a la mente esta frase: «Un punto fuerte desmesurado puede convertirse en un inconveniente».

Esta es la parte más difícil. La terapia, el coaching o la meditación pueden aliviar los síntomas del burnout y ayudarnos a sobrellevar —o incluso a superar— esas situaciones, pero no necesariamente cambiarán tales situaciones.

Para quienes ya lo hemos intentado mediante el ­mindfulness, la respiración profunda u otros ejercicios, y ­seguimos luchando contra el burnout, puede que debamos ­empezar a cuestionarnos algunas suposiciones fundamentales sobre cuánto podemos hacer realmente y a desarrollar nuestra capacidad para permitirnos el no hacer nada.

No tenemos la capacidad de «hacerlo todo», como tampoco podemos «tenerlo todo».

En un mundo en el que se hace demasiado, necesitamos desarrollar la capacidad de elegir conscientemente no ­hacer. Eso no es nada fácil, ya que significa el enfrentarnos a creencias muy arraigadas —muchas de ellas tanto culturales como personales— que nos han servido hasta ahora: «El tiempo es oro» o «Las cosas se hacen bien o no se hacen»; también deberemos rebelarnos ante la tiranía del aparentemente positivo carpe diem, dictándonos que debemos hacer que cada momento