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¡Con su permiso, mi sargento!
¡Con su permiso, mi sargento!
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Libro electrónico228 páginas3 horas

¡Con su permiso, mi sargento!

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Información de este libro electrónico

Soy el agente de la Guardia Civil Vázquez, y si un control de la Benemérita hace que te sientas más nervioso que bañando a un gremlin, te puedo asegurar que en realidad, la seriedad que caracteriza a nuestro oficio no está para nada reñida con el buen humor.
Fruto de ello es la cantidad de divertidos encontronazos que ciudadanos y agentes del Cuerpo llevan protagonizando desde su fundación en 1844, entrañable estampa que podemos observar a diario allá donde la Benemérita presta servicio.
Te animo a través de estas páginas a acompañarme y comprobar, patrulla tras patrulla, anécdota tras anécdota, cómo las situaciones más cotidianas de nuestro día a día se convierten en historietas de lo más simpáticas.
¡Con su permiso, mi sargento! Las anécdotas verídicas y más divertidas de la Guardia Civil.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 feb 2021
ISBN9788413862620
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    ¡Con su permiso, mi sargento! - Germán Vaquero

    © Derechos de edición reservados.

    Letrame Editorial.

    www.Letrame.com

    info@Letrame.com

    © Germán Vaquero

    www.benemeritasanecdotas.com

    benemeritasanecdotas@gmail.com

    Diseño de edición: Letrame Editorial.

    Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

    Diseño de portada: Rubén García

    Supervisión de corrección: Ana Castañeda

    ISBN: 978-84-1386-262-0

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

    Letrame Editorial no tiene por qué estar de acuerdo con las opiniones del autor o con el texto de la publicación, recordando siempre que la obra que tiene en sus manos puede ser una novela de ficción o un ensayo en el que el autor haga valoraciones personales y subjetivas.

    «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

    .

    A mis pequeños Aroa y Ángel.

    Y a su madre, mi todo.

    .

    También a la memoria de mi compañero don

    Antonio Gallego Len.

    PRÓLOGO

    Te invito a viajar con el guardia Vázquez en una trepidante aventura donde un agente enamorado de la Guardia Civil, aunque el autor aún no lo sepa, relata historietas fascinantes que no se pueden describir con palabras de este mundo. Aventuras llenas de colores y olores vivos que por medio del humor y de la incesante curiosidad visten al lector de verde y rozan la simpleza de la carcajada escrita.

    Pululando las páginas, se masca esas ganas que Germán tiene por mostrarnos España y su ruralidad, la realidad de los cuarteles y el despliegue limitado de recursos donde concurren las ya famosas «anécdotas beneméritas». Esa es nuestra casa, donde Vázquez acerca a la población esa vocación de servicio del Instituto Armado, no solo lo que le sucedió en ese robo de cobre, sino también ese apoyo al padre que se interesa porque su hijo quiere ser guardia. Germán está en disposición de proponer retos, de regalarnos sonrisas y robarnos risas genuinas.

    Es un orgullo contar con Germán en un mundo en el que es bonito soñar, pero también es necesario ser realistas y solucionar los problemas serios que nos acerca con nota de humor el guardia Vázquez, porque las utopías no sirven para dar soluciones. Soluciones y respuestas de la mano de un guardia que se organizan en complejas redes de humor y entusiasmo. En cada línea se nota el cariño y pasión con que se ve y se nos viste a los que hacemos cumplir la ley.

    He de reseñar y no me canso, en el acento con el que se marca esa cercanía con la que en este libro se presentan las historias beneméritas, valor fundamental del Cuerpo, y honestamente, la verdadera razón de ser, con ese plus de ir un punto más allá que Germán ha sabido plasmar de manera excelente en una sociedad ultraavanzada, pero con los principios fundamentales del uniforme de diario, adaptándose a los nuevos retos y rememorando las antiguas usanzas.

    Lo ideal sería que todos los puestos contasen con un guardia como él, que se desenvuelve como lluvia caída pero que pronto emerge y se evapora de nuevo, creando y construyendo vida, y así sucesivamente condensándose y convirtiéndose en historietas policiales donde el sargento devuelve a la sociedad, además con orgullo y prestigio, lo que los malos han arrebatado.

    ¿Y quién es Germán? Es militar, es un padre, un compañero, un esposo, un psicólogo lego, pero, sobre todo, amigo, que tras las casi doscientas cincuenta páginas de este libro parece que ha vivido por los tres siglos en los que, después de 176 años de existencia, la Guarda Civil lleva brillando. Sus expresiones, ese bagaje, sus palabras, sus cosquillas intelectuales, nos hacen percibir un cuerpo vivo, dinámico, y ahora, más que activo, proactivo.

    Encontramos una cercanía respaldada de manera humorística y de forma anecdótica dando respuesta a esa necesidad por saber más sobre el Cuerpo. Pero la realidad impone otra serie de condiciones, realidad que concurre en la toma de decisiones que Vázquez debe hacer en función de su personal, medios y vehículos.

    Tras leer las historias que suceden en Villalancha de Alcaraduque, no puedo aportar otra cosa que absoluto entusiasmo. Mi enhorabuena por el esfuerzo realizado y transmitir mi absoluta gratitud por regalarnos momentos de risa y carcajada pura, mi más colosal admiración.

    Si quieren entretenerse de manera directa y disfrutar del mundo verde, sigan pasando hojas y disfruten…

    Dra. María José Garrido Antón.

    Oficial de la Guardia Civil.

    AGRADECIMIENTOS

    Hasta la fecha y sin contar este ejemplar que sostienen entre sus manos, he publicado tres libros, de los que dos son bien conocidos por mis lectores gracias a sus anécdotas beneméritas. El otro, la biografía de mi padre, autopublicado, mucho más personal y de temática muy distinta, lo guardo para mi círculo más cercano. Os pido disculpas por ello.

    Quien me ha leído sabe que suelo dedicar las primeras páginas de cada obra a agradecer a las personas que han hecho posible la publicación de mis textos. Por supuesto, esta vez no haré excepción alguna.

    En primer lugar a Mapi, mi media naranja. El motor de mi vida y el hombro en el que apoyarme. La mujer que me lo ha dado todo: cariño, felicidad, estabilidad emocional, hijos… Es ella la que me insta a escribir estas páginas y la que me recuerda que es a mis seguidores a quienes me debo. Puede que yo sea el escritor, pero es a ella a la que hay que agradecerle este libro, de verdad.

    A mi querida amiga Anna, que aunque no la vean, se encuentra presente en todas mis obras, en cada una de mis anécdotas. Es ella la que hace posible que mis escritos, todos, carezcan de los errores propios de quien no atendió todo lo que debiera en sus clases de ortografía y gramática. Como siempre, gracias, Profe.

    A la capitana María José Garrido, más que una compañera en el Cuerpo, una amiga. A ella agradezco el espectacular prólogo de este libro. Una mujer increíble y de la que destaco su cercanía, sencillez y amabilidad. Gracias por tu necesario apoyo en este proyecto y bienvenida a mis anecdotarios.

    A M. Montserrat Peñas (Caraena), como una madre para mí, quizá la persona que más ayude y apoye altruistamente a todas aquellas personas que quieren convertirse en guardias civiles. Es cierto que yo la conocí ya perteneciendo al Cuerpo pero, desde el principio, ella hizo como suyo mi primer libro, dedicándose en cuerpo y alma a su promoción y difusión. Sin duda, es otro de mis pilares maestros y de las personas en la sombra de mis anécdotas beneméritas. Desde aquí mi público reconocimiento.

    A Manuel López Murillo, (Murill●), la persona que da vida a mis anécdotas con esas increíbles ilustraciones que me acompañan en la web o en la portada de este libro. Pero no, no lo conozco precisamente por sus dibujos, sino por haber compartido muchísimos servicios y risas en una de mis más bonitas y recordadas etapas profesionales. Gracias, amigo, por recrear mis pensamientos de esa forma tan simpática.

    A mis compañeros de armas Espíritu González (@spiritugonzalez) y Rubén Sánchez (@RudoSafer), quienes, desde que conocieron mi deseo de autopublicar este libro, ya sea a través de mensajes o llamadas telefónicas, me aclararon todas mis dudas, me asesoraron en esta empresa literaria y me transmitieron toda su experiencia. A ellos es a quienes agradezco haber tomado esta magnífica decisión de autoeditarme.

    A todos y cada uno de mis compañeros de profesión, a aquellos que me han contado y transmitido sus anécdotas, sus vivencias, sus historias; algunas de las cuales aparecerán en este libro.

    A las personas que junto a mí gestionan mis redes sociales, la web de benemeritasanecdotas.com e incluso atienden a los correos que me llegan a benemeritasanecdotas@gmail.com. También a todos los que visitan estos sitios y me apoyan con sus mensajes de ánimo y felicitación. Ojo, a los detractores también. Sus críticas me han hecho corregir algunos aspectos de mis anécdotas. Mi reconocimiento también a ellos.

    Cómo no, agradecer a esas librerías amigas que han hecho todo lo posible por llevar mis vivencias beneméritas a sus clientes, como La Casa del Libro de Oviedo con Xurde a la cabeza, Akuarelas Papelería, ahora en Cazalla de la Sierra, o la de mi paisano, Papelería Buiza, en Carmona.

    Por supuesto, también a esos innumerables perfiles de redes sociales que me han prestado sus muros para dar a conocer mis anécdotas entre sus seguidores. Cito algunos de temática policial: Foro Futuros GC, Unidad Familiar GC, USECIC Baleares, Beneméritos, Más que Guardia Civil, Mujer y Guardia Civil, Benemérita.org, un policía cualquiera, Asociación Sonrisas, Benemérita al día, Foro del Guardia Civil, PrimaveraCNpe, U.I.P. Antidisturbios, H50.es, Fuerzas del Orden, Policías España, Policías.es, ¡Alto, Policía!...; también enumerar a algunos de esos profesionales de la justicia y el derecho a los que les han molado mis anécdotas o mis tuits: LadyCrocs, SilviaBR, Teo Juez, La Lupa Judicial, David Candilejo, Natalia Velilla; y, finalmente, asociaciones profesionales del Cuerpo que me han apoyado por redes: APCabos, Jucil, AEGC, UnionGC, Unión de Oficiales, ASESGC, DJGC, AIGC y, sobre todo, a AUGC, asociación que me lleva ayudando y promocionando desde mis inicios, desde mi primer libro allá por el 2010.

    Igualmente, hacer especial mención a don Ángel Bravo, director del Museo del Guardia Civil de Navas del Rey en cuya impresionante colección personal tiene expuesto en un lugar privilegiado un ejemplar de mi libro ¡A la orden, mi sargento!, texto al que espero acompañe en breve esta nueva obra. Conociendo a don Ángel, no me cabe duda de que así será.

    Y finalmente, por supuesto, a todos y cada uno de mis lectores. A esas personas que llevan junto a mí una década, diez años de anécdotas beneméritas que no serían nada sin su apoyo. A ellos, agradecerles nuevamente su confianza en mi obra. En cuanto a los nuevos, darles igualmente mi más calurosa bienvenida, confianza que espero ganarme a base de carcajadas y en forma de anécdotas divertidas.

    Muchas risas para tod@s.

    ¡HOLA!

    ¿Qué tal, amig@s? Cuánto tiempo sin vernos, ¿verdad?

    Soy Germán Vaquero y, parafraseando a Troy McClure de Los Simpsons, ya me conocéis de otros libros como: Beneméritas Anécdotas y su reedición: ¡A la orden, mi sargento!

    Aunque… ahora que lo pienso, quizá me he venido demasiado arriba en plan celebrity y pueda haber gente que no haya oído en la vida, para desgracia suya, de mis anécdotas. Pobres…

    Para ellos en particular y para todos en general, aquí os dejo una pequeña historia de cómo mis servicios más graciosos, mis intervenciones más hilarantes y mis situaciones más rocambolescas, se convirtieron en historietas escritas, publicadas primero en un blog, luego en una web y, finalmente, en esos libros tan queridos por mis beneméritos lectores:

    Sin referentes familiares en la Guardia Civil, en 2007 logré cumplir mi sueño de acceder al Cuerpo, adquiriendo mi primer destino como guardia eventual y siendo trasladado a un precioso pueblo de la costa asturiana, Navia, año 2008, ¡qué recuerdos!

    Y digo lo de sin referentes en el Cuerpo pues cuando inicié mis primeros servicios en la calle, comenzaron a ocurrirme una serie de anécdotas tan simpáticas como curiosas de las que nadie me había advertido, ni durante la oposición, ni en la Academia. La verdad es que fue algo tan sorprendente como inesperado, despertando mi curiosidad.

    Como agente en ciernes estaba preparado, al menos concienciado, para acudir en el ejercicio de mi recién adquirido oficio a atender accidentes, sería testigo de problemas domésticos, peleas entre vecinos, robos en fincas, viviendas o establecimientos… e incluso me tendría que revolcar por los suelos con algún granujilla de vez en cuando como de hecho así ha sido. Todo esto es lo que hasta entonces creía que iba a ser el día a día de mi trabajo policial. Sin embargo, nadie me había hablado de esas otras situaciones tan increíbles como desconocidas para mí, momentos que jamás hubiera creído si en vez de vivirlas me las hubieran contado:

    Ovnis, un tigre suelto por la ciudad, un tipo corriendo desnudo por el patio de un colegio, borrachos bebiendo agua y comiendo hierba para rebajar el más que seguro positivo en alcohol, el Caudillo Franco solventando un motín en una residencia de ancianos, un individuo al que unos duendes gigantes le habían sustraído las escrituras de la casa, un mudo denunciado por amenazas verbales, un párroco y una prostituta de madrugada y circulando en coche por una pista forestal… ¡Absolutamente espectacular!

    Incrédulo aún y creyéndome un gafe por vivir estas cosas durante mis primeros servicios, les contaba a mis sorprendidos colegas las situaciones tan simpáticas que me habían ocurrido en mi puesta de largo asturiano, añadiendo un poco de gracia y pinceladas de teatralidad que las hacían incluso algo más interesantes.

    Fueron ellos mis primeros lectores-espectadores y quienes me animaron a escribirlas. Desde aquí reitero, como ya he hecho en otras ocasiones, mi agradecimiento a Ricardo Ronda, el primero en darme la idea de escribirlas y quien puso la primera piedra de lo que hoy son mis anécdotas beneméritas.

    Recuerdo también la primera vez que me senté delante del ordenador a redactar mis vivencias. Imaginadme partiéndome el culo mientras escribía la anécdota del ciudadano que vino al cuartel completamente desnudo para denunciar el hurto de sus pantalones. Miguelito se llamaba el streaker, personaje del que ya os hablé en ¡A la orden, mi sargento!

    Fue en el arcaico ordenador que había en una oficina anexa de aquel cuartel naviego, testigo de mis primeros servicios como agente de la Guardia Civil, donde comenzó todo. Un PC amarillento, en origen blanco, y con una lentísima pero por entonces aceptable conexión a Internet que disfrutábamos todos los componentes de la Unidad hasta que nuestra querida Carme Chacón, en paz esté, quitó Internet de la mayoría de los cuarteles.

    Desde ese ordenador compartía con amigos y también desconocidos mis anécdotas, las cuales subía a un blog personal titulado «lamenemérita», espacio que aún existe aunque, de hecho, completamente abandonado tras sustituirlo por mi web. En realidad quise llamarlo «laBenemérita» pero algún pamplina se me había adelantado para crear un blog de recetas caseras para diabéticos, que no digo que esté mal, conste, pero por aquel entonces, y de esto hace diez años, yo no pude hacer otra cosa que cagarme en sus mulas por quitarme el nombre.

    Confieso que los inicios de mis historietas fueron muy difíciles, sobre todo porque sin tantas redes sociales como ahora y contando con apenas dos o tres foros de temática policial, costaba mucho trabajo darme a conocer y abrirme paso en el mundillo de los relatos verídicos y el humor.

    No obstante, con un esfuerzo titánico de autopromoción y, también decirlo, alguna campaña de spam por mi parte, logré finalmente meter un poco el pescuezo. Sin embargo, la alegría duraría poco pues, a mayor número de seguidores, mayor cantidad de detractores, haters que pronto tacharon de falsas mis anécdotas, cuando no ridículas, e incluso algún gilipuertas insultando al Cuerpo. Costó sortear a estos trolls, lo reconozco, y si no llega a ser por los mensajes de las pocas decenas de lectores que tenía por entonces demandando más historietas, lo hubiera mandado todo a tomar por saco.

    Así que, por estos últimos, continué escribiendo y, desde ese mismo año 2008 que debuté como guardia eventual, me centré en hacer pasar a mis lectores un buen rato, usando mi blog para compartir mis experiencias con todo aquel que quisiera echarse unas risas, sin más aspiración por entonces.

    Pero nunca, en ningún momento, pensé que mis vivencias resultaran tan curiosas y tan leídas. La gente comenzó a demandar más, tuvieron éxito. Aquello que nació casi como una broma, con un «sujétame el cubata», se convirtió en un blog con miles de visitas y varios cientos de seguidores que, irremediablemente, desembocaron en el interés de una editorial y la posterior publicación de mi primer libro recopilatorio de anécdotas. Aquí, curiosamente, los detractores desaparecieron para siempre (salvo algún faltoso que de vez en cuando me da vidilla por las redes sociales).

    Beneméritas Anécdotas (2010) logró llegar al corazón de mucha gente, afín o no, quienes pudieron comprobar a golpe de historieta y carcajada que nuestra función policial va más allá de las multas y los desahucios, mantra tantas veces repetido por quienes nos detestan.

    Durante algo más de dos años el libro estuvo a la venta por toda España, logrando

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