El espanto de Toledo
Por Pedro Muñoz Seca
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El espanto de Toledo - Pedro Muñoz Seca
El espanto de Toledo
Pedro Muñoz Seca
Cover image: Shutterstock
Copyright © 1925, 2020 SAGA Egmont
All rights reserved
ISBN: 9788726508598
1. e-book edition, 2020
Format: EPUB 3.0
All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrievial system, or transmitted, in any form or by any means without the prior written permission of the publisher, nor, be otherwise circulated in any form of binding or cover other than in which it is published and without a similar condition being imposed on the subsequent purchaser.
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El autor se reserva el derecho de traducción.
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Droits de représentation, de traduction et de reproduction résérves pour tous les pays, y compris la Suéde, la Norvége et la Hollande.
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Queda hecho el depósito que marca la ley.
A Fedro Sepúlveda
REPARTO
PersonajesActores
Sol Angelina Vilar.
o Mercedes Sampedro.
fe Isabel Carcés
cruz María Bru.
luz Herminia Mas.
flora Pepita Serrano.
don rosario Pedro Sepúlveda.
gil Salvador Mora.
teruel Pedro F. Cuenca.
claudio Arturo de la Riva.
leon Antonio Snárez.
sampedror Pedro González.
job Pedro Valdivieso.
ACTO PRIMERO
Gabinete de estudio en casa del catedrático de Historia Natural del Instituto de Toledo. Una puerta en el lateral izquierda (actor) y balcón en el foro.
A ambos lados del balcón librerías atestadas de libros, y sobre ellas trozos de minerales y algunos pajarracos y bichos disecados. En el costado de una de estas librerías, o en una de las jambas del balcón, unos tirantes de goma para hacer flexiones de brazos. Cerca del balcón una mesa llena de libros y de papeles y entre ellos unas pesas de gimnasia. Otras pesas más grandes en el suelo. A la derecha, adosada a la pared, una amplia camilla muy bien vestida y tapeteada, y sobre ella, en gran cantidad, montones de legajos y pilas de libros. Un par de butacones, uno de ellos con atril para leer en él más cómodamente, y varias sillas volantes completan el mobiliario.
En las paredes, manoplias con armas modernas, grabados con alegorías de la cátedra que desempeña el señor de la casa, títulos, diplomas y fotografías, sin que falten esos cuadros antipatiquísimos, que rememoran la terminación del bachillerato o de la carrera, de todos los alumnos de una misma promoción.
Es de día. En el mes de mayo. En Toledo.
Al levantarse el telón, están en escena Cruz, Fe y O. Cruz, que ha cumplido ya los cincuenta años, está sentada en uno de los butacones y toma nerviosamente la taza de tila que le ofrece Fe, su sobrina, una muchacha monísima. Doña O, señora de compañía de Fe, mujer de más de cuarenta años y que daría cuantos le pidieran por no tener más de treinta y cinco, busca entre los papeles de la mesa y de la camilla.)
cruz Acabará conmigo de un disgusto; estoy segura.
fe Vamos tía, no hay que ponerse así; esta alarma de hoy carece de fundamento. Verá usted como no hay tal desafío. Bueno, y si lo hay volverá papá sano y salvo como tantas otras veces. ¿Verdad, doña O?
o Ojalá, Fe. Ojalá. Pero tanto va el cántaro a la fuente que la rotura es evidente.
cruz En uno de estos sustos dice mi aorta, aquí estoy yo, y te quedas huérfana de tía como te quedaste huérfana de madre.
fe Vaya, déjese de pesimismos y tome otro poco de tila. (Le acerca la taza a los labios.)
cruz ¡Es mucho Rosario! Batirse hoy, cuando vuelve tu hermano de Londres, después de tres años de ausencia... ¡Jesús!... ¿Qué, doña O? ¿Tampoco hay ahí carta ninguna?
o Tampoco, doña Cruz. Ni en el despacho, ni aquí en el cuarto de estudio ha dejado nada escrito.
cruz Menos mal. Eso me indica que el duelo no ha sido a muerte. Siempre que se ha batido a muerte ha dejado bien a la vista sus instrucciones.
o Pero ¿con quién se batirá? Estoy perpleja. Porque él no tiene ya enemigos en Toledo. A todos se los ha ido cargando poco a poco.
cruz (Molesta.) ¡ Esas palabras, O!
o ¿Eh?
cruz Cualquiera que la oyese, qué sé yo lo que creería de mi hermano.
o He querido decir, señora, que sus enemigos o se han rendido ante él o él los ha eliminado en el campo de Cabriñana.
fe Fundándome en eso creo yo que lo de hoy no ha debido de ser duelo, sino simplemente un paseo matinal. Porque, después de todo, sabemos que salió en automóvil del Casino, a eso de las diez, en compañía de Jaime Sampedro, Antonio Sanjuan y Santiaguito Pena, el médico.
o Pues de barro y con panza, botija o tinaja. Los dos padrinos y el médico. A esas horas de la mañana no iba a ir de asueto por ahí. y menos con Sanjuan, Sampedro y Santiago.
cruz La compañía de Santiaguito Pena es lo que más me ha inquietado. Como es el médico obligado en todos los duelos... Siempre que le veo con Pena, al día siguiente... desafío.
o Qué lástima que don Rosario tenga ese carácter. Y como además en muchas ocasiones se ve obligado a batirse... Porque yo lo digo francamente, llamándome como él se llama y apellidándome como él se apellida, viviría tan escamada como él vive y a la más leve sonrisa de burla andaría también con la gente a bofetadas y a tiros.
cruz ¡ Pero criatura!...
o Hay nombres y apellidos que se prestan a juegos de palabras muy mortificantes. Desde mi esfera modestísima, puedo hablar de eso con conocimiento de causa, porque como me llamo O y me apellido Laá he