Guía emocional del autopromotor: Información privilegiada para hacerse una casa
Por Juli Llueca
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Juli Llueca
Juli Llueca es un arquitecto senior especializado en casas a medida, y durante su trayectoria profesional ha desarrollado diversas facetas como docente, urbanista, perito judicial y asesor municipal.
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Guía emocional del autopromotor - Juli Llueca
habitantes’
Introducción
tu casa a medida
He tenido diversas casas, pero he conocido muchas más, y tras un primer vistazo he querido mirarlas con ojos de usuario, propietario, arquitecto, albañil, niño, prisionero, empleada del hogar, joven ilusionado, persona necesitada de ostentación, visitante crítico. También las he respirado, olido, escuchado y me he sometido a sus variados polvos, temperaturas, humedades, fantasmas y radiaciones.
He estado en casas limpias y sucias, excesivamente pulidas y claramente negligidas, cálidas y frígidas, casas para vivir y casas para enseñar, casas agradablemente desordenadas y desagradablemente ordenadas, casas atiborradas y casas-hotel. Las hay que me han enamorado, o simplemente gustado, y otras de las que huiría rápidamente.
Recuerdo perfectamente que ya de pequeño me impresionaban las terribles diferencias que sentía entre las casas de mis amigos, a los que buscaba para jugar llamando a sus puertas (Casa Bloc, Barcelona, años cincuenta). Claro que ahora las casas son mucho más homologadas
y tampoco los niños de cinco años van por ahí solos de visita.
Escribiendo todo esto me preguntaba a menudo a quién me estaba dirigiendo. Una vez terminado el libro me contesto:
Este libro, que hablará de casas y de cómo promoverlas, se dirige a personas muy diferentes pero que tienen en común una buena cultura y la aspiración a ser equilibrados y honestos, no competitivos y no muy consumistas; a quienes les gusta la buena vida por sí misma y también mantener la apariencia siempre por debajo del valor personal. Gente que es sensible al confort en un sentido amplio, pero, sobre todo, es sensible a las obras de arte ambiental
que algunas casas llegan a ser, a la simbiosis casa-habitante y a todo lo que el entorno doméstico puede hacer (o no) por ellos.
Si a usted le deslumbran las casas que salen en las revistas del corazón, si gusta de los mármoles pulidos y los grifos dorados, si es incapaz de distinguir una pared antigua de piedra de otra que lo imita, si le encanta la decoración que se impone este año, si necesita, o no le importa, que la tele esté permanentemente conectada, si puede pasar años usando una mesa un palmo más alta de lo normal sin serrarle las patas, si no se ha cabreado nunca por el hecho de que el 80% de los sofás son muy incómodos, si está usted en alguno de estos casos u otros asimilables es que se ha equivocado de libro. Si conserva el tique, vaya a cambiarlo por Casas de Ensueño. Pero si decide continuar leyendo, es muy probable que estemos en buena sintonía de enfoques y entonces me permitirá usted que lo trate de tú.
Todo lo que aquí se dice se refiere a lo experimentado hasta 2015. La crisis de la construcción ha provocado cambios en general positivos para quien quiera (y pueda) hacerse una casa ahora: han desaparecido los constructores nefastos y todo el sector que sobrevive ha ajustado precios a los estrictos costos. Pero también han aparecido quienes fomentan la creencia de que ahora es posible obtener duros no a cuatro pesetas (que es lo que pasa), sino a cincuenta céntimos. Es un fenómeno común a todos los sectores y supongo que te resulta conocido, pero hago notar que aún no se importan de China casas hechas.
La información de este libro se aplica a toda España, aun cuando ha sido escrito desde la experiencia de más de 40 años como arquitecto que trabaja en Cataluña (un servidor). En otras zonas, algunas de las cosas que aquí se dicen pueden ser consideradas tal vez demasiado europeas
. Pero a la vista de que en Cataluña las leyes, usos y costumbres relativos a la construcción han evolucionado un poco por delante de la media española, y como sea que el sentido de los cambios está siendo siempre el mismo, no dudes que si en tu comarca las cosas no son aun así (en particular en el control administrativo urbanístico), a corto plazo lo serán. Solo hay que esperar un poco y así este libro se actualizará automáticamente.
Por supuesto que esto es un libro divulgativo, escrito con el convencimiento de que muchos temas de nuestra vida cotidiana, importantes pero ajenos a nuestras ocupaciones, los tenemos (sobre todo los jóvenes) poco o mal aprendidos aunque sé que a los involucrados en la promoción de obras les resultarán superfluos.
En todo caso, el libro tiene un doble carácter:
Folleto de lectura completa obligada con los conocimientos mínimos indispensables para meterse en la autopromoción de una casa.
Vademécum, es decir, libro de consulta puntual con acumulación relativamente ordenada de informaciones útiles.
Tener tu casa vs. alquilarla
Quien lee este libro es alguien que seguramente ya ha decidido que se hará una casa o cobija esa idea (que será, o continuará siendo, propietario
). Pero, de entrada, seamos claros: digan lo que digan los voceros de turno, quien vive de alquiler en este país (en otros es diferente) no tiene casa.
Perder la casa le puede pasar a cualquier humano o animal a causa de vicisitudes muy graves, fundamentalmente cinco: divorcio, catástrofe natural o artificial, bombardeo o algarada, espolio por un enemigo más fuerte o ruina económica (aquí entraría la ejecución inmobiliaria). Pero a quien vive de alquiler aquí (excepto la especie en extinción que tiene contrato indefinido), perder la casa le pasa simplemente porque a los tres o cinco años le caduca el contrato o porque el propietario la necesita para él o para un vástago. ¿Es eso tener una casa?
Las principales razones para no tener una casa son simplemente tres: no haberla heredado, no tener recursos para comprar una o tener una profesión o estilo de vida que impone el nomadismo. Vivir de alquiler ha sido el caso mayoritario en las ciudades durante los últimos siglos, antes de la irrupción del negocio hipotecario, en sus dos estados: normal y burbujífero. Pero también están quienes deciden libremente, en virtud de su vida nómada o su planteamiento vital, vivir de alquiler, en casa de otro, en un hotel o directamente en la calle.
¿Hacer la casa o comprarla hecha?
La primera diferencia entre las dos opciones es tu actitud entre el mundo y la historia. Hay quien, por carácter, quiere prolongar su presencia en el planeta a través de lo que deja en él, de su obra. Y si no eres reconocido como un genio de la literatura o de las otras artes, de la ciencia o la política y no cuentas por lo tanto con persistir en la memoria de las generaciones sucesivas, la mejor obra propia que puedes dejar es justamente una obra
, es decir, una construcción. Y como normalmente tampoco podrás construir el Arco de Trajano, la obra más fácil de dejar y, en general, más discreta es tu propia