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Departamento de Caldas en las Crónicas de Indias La campaña del mariscal Jorge Robledo
Departamento de Caldas en las Crónicas de Indias La campaña del mariscal Jorge Robledo
Departamento de Caldas en las Crónicas de Indias La campaña del mariscal Jorge Robledo
Libro electrónico547 páginas8 horas

Departamento de Caldas en las Crónicas de Indias La campaña del mariscal Jorge Robledo

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Nacido en la provincia de Jaén, España, en fecha incierta, era de noble origen. Estuvo en los momentos de la fundación de Cali y Popayán y de esta última ciudad fue uno de sus primeros alcaldes. El mariscal Jorge Robledo figura en la historia de Colombia como el "conquistador de Antioquia".
Participó con el ejército de Sebastián de Belalcázar en la conquista del Perú, de donde pasó al sur de la actual Colombia y a Cali; donde el gobernador Lorenzo de Aldana le dio orden de explorar la provincia de Anserma. Fundó, en 1539, la Villa de Santa Ana de los Caballeros, después llamada Anserma.
Peleó con los indios pozos, al vencerlos, siguió hacia Pácora, donde combatió con los paucuras y su cacique Pimaná. Pasó a Arma donde venció la fuerte resistencia de los indios que guerreaban. Se encaminó hacia Quimbaya con Suer de Nava, y el 9 de agosto de 1540 fundó San Jorge de Cartago.
En 1542 Robledo partió hacia España, y Pedro de Heredia lo acusó de usurpar sus fueros. Luego lo encarceló, quitándole sus riquezas, y lo envió a España procesado. Allí Robledo fue absuelto de los cargos de usurpación de jurisdicción entablados por Heredia en Cartagena, y recompensado con el título de mariscal. Regresó a Cartagena con su esposa María de Carvajal, y en 1546 partió hacia Antioquia, donde fundó a Santa Fe de Antioquia y apresó al representante de Belalcázar y se apoderó del gobierno.
Trató de hacer lo mismo con el mismo Belalcázar, quien se encontraba en Cali, pero sin éxito. Por medio de misiva y mandato del visitador Miguel Díaz de Armendáriz, el emisario del mariscal Robledo entregó al gobernador de Popayán una carta en la que se ordenaba a Belalcázar que no saliera de la ciudad de Cali y reconociera la autoridad de Robledo en Antioquia, a lo que éste se negó.
Belalcázar arremetió contra él, lo encontró en la Loma de Pozo, y el 5 de octubre de 1546 lo condenó a muerte. La condena se ejecutó en el lugar, a garrote. Con él fueron ajusticiados el maestre de campo Hernán Rodríguez de Souza, Baltazar de Ledesma y Juan Márquez Sanabria. Según Pedro de Cieza de León, se sepultaron los cuerpos y la cabeza de Robledo se expuso a modo de escarnio.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 dic 2019
ISBN9780463267110
Departamento de Caldas en las Crónicas de Indias La campaña del mariscal Jorge Robledo
Autor

Academia Caldense de Historia

La Academia Caldense de Historia es un grupo de intelectuales del departamento colombiano de Caldas, dedicados a reconstruir la historia de una las regiones mas hermosas y con mayor raigambre histórico del país.

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    Departamento de Caldas en las Crónicas de Indias

    La campaña del mariscal Jorge Robledo

    Academia Caldense de Historia

    Departamento de Caldas en las Crónicas de Indias

    La campaña del mariscal Jorge Robledo

    Primera edición 2007

    © Academia Caldense de Historia

    Ediciones LAVP

    Reedición diciembre de 2019

    Historia de Colombia-La conquista N° 4

    ©Ediciones LAVP

    © www.luisvillamarin.com

    Cel 9082624010

    New York City, USA

    ISBN: 9780463267110

    Smashwords Inc.

    Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio sea mecánico, foto-químico, electrónico, magnético, electro-óptico, por reprografía, fotocopia, video, audio, o por cualquier otro medio sin el permiso previo por escrito otorgado por la editorial.

    Departamento de Caldas en las Crónicas de Indias

    Jorge Robledo

    Robledo ante el emperador

    Escudo de armas del mariscal Jorge Robledo

    Capítulo XIV

    Capítulo XV

    Capítulo XVI

    Fray Pedro Simón

    III Noticia

    Capítulo I

    Capítulo II

    Capítulo III

    Capítulo IV

    Capítulo V

    Capítulo VI

    Capítulo VIII

    Capítulo X

    Capítulo XI

    Capítulo XII

    Capítulo XIII

    Capítulo XIV

    Capítulo XVI

    Capítulo XVII

    Capítulo XVIII

    Capítulo XIX

    Juan Bautista Sardela

    Relación del descubrimiento de las provincias de Antioquia por Jorge Robledo

    Relación del viaje del capitán Jorge Robledo a las provincias de Anserma y Quimbaya

    Lucas Fernández de Piedrahita

    Robledo y sus huestes de la conquista del Nuevo Reino de Granada

    I parte – Libro IV, Capítulo II

    Ciudad de Anserma

    I parte – libro VII, capítulo VII

    Juan de Castellanos

    Elegías de varones ilustres de indias

    Canto séptimo

    Canto octavo

    Canto noveno

    Canto cuarto

    Canto primero

    Canto segundo

    Juan López de Velasco

    Tabla del distrito de la Audiencia de Quito

    Descripción de la gobernación de Popayán

    Descripción particular de los pueblos de esta gobernación

    Caramanta

    Arma

    Anserma

    Antonio de Herrera y Tordesillas

    Arma

    Anserma

    Fray Gerónimo de Escobar

    La villa de arma

    La villa de Caramanta

    Francisco Guillén Chaparro

    Memoria de los pueblos de la gobernación de Popayán

    Discreción de la ciudad de Vitoria

    Fray Pedro de Aguado

    Recopilación historial

    Capítulo primero

    Capítulo segundo

    Capítulo tercero

    Para cruzar los ríos

    Capítulo cuarto

    Capítulo quinto

    Capítulo sexto

    Capítulo séptimo

    Capítulo octavo

    Capítulo noveno

    Capítulo décimo

    Capítulo undécimo

    Capítulo decimocuarto

    Capítulo decimoquinto

    Capítulo decimosexto

    Capítulo decimoséptimo

    Capítulo decimoctavo

    Capítulo decimonono

    Capítulo vigésimo

    Capítulo vigésimoprimero

    Juan Rodríguez Freile

    El carnero

    Documentos anexos

    Testimonio de una carta de Francisco Hernández

    Carta de Luis de Guevara al católico príncipe de España don Felipe

    Testimonio de una declaración que en Sevilla hizo Pedro Santos

    Una carta de la viuda de Jorge Robledo al rey

    Carta de Miguel Díaz de Armendáriz a la sacra católica

    Palabras finales

    Bibliografía

    Jorge Robledo

    Nacido en la provincia de Jaén, España, en fecha incierta, era de noble origen. Estuvo en los momentos de la fundación de Cali y Popayán y de esta última ciudad fue uno de sus primeros alcaldes. El mariscal Jorge Robledo figura en la historia de Colombia como el conquistador de Antioquia.

    Participó con el ejército de Sebastián de Belalcázar en la conquista del Perú, de donde pasó al sur de la actual Colombia y a Cali; donde el gobernador Lorenzo de Aldana le dio orden de explorar la provincia de Anserma. Fundó, en 1539, la Villa de Santa Ana de los Caballeros, después llamada Anserma.

    Peleó contra los indios pozos, al vencerlos, siguió hacia Pácora, donde combatió con los paucuras y su cacique Pimaná. Pasó a Arma donde venció la fuerte resistencia de los indios que guerreaban. Se encaminó hacia Quimbaya con Suer de Nava, y el 9 de agosto de 1540 fundó San Jorge de Cartago.

    En 1542 Robledo partió hacia España, y Pedro de Heredia lo acusó de usurpar sus fueros. Luego lo encarceló, quitándole sus riquezas, y lo envió a España procesado. Allí Robledo fue absuelto de los cargos de usurpación de jurisdicción entablados por Heredia en Cartagena, y recompensado con el título de mariscal. Regresó a Cartagena con su esposa María de Carvajal, y en 1546 partió hacia Antioquia, donde fundó a Santa Fe de Antioquia y apresó al representante de Belalcázar y se apoderó del gobierno.

    Trató de hacer lo mismo con el mismo Belalcázar, quien se encontraba en Cali, pero sin éxito. Por medio de misiva y mandato del visitador Miguel Díaz de Armendáriz, el emisario del mariscal Robledo entregó al gobernador de Popayán una carta en la que se ordenaba a Belalcázar que no saliera de la ciudad de Cali y reconociera la autoridad de Robledo en Antioquia, a lo que éste se negó.

    Belalcázar arremetió contra él, lo encontró en la Loma de Pozo, y el 5 de octubre de 1546 lo condenó a muerte. La condena se ejecutó en el lugar, a garrote. Con él fueron ajusticiados el maestre de campo Hernán Rodríguez de Souza, Baltazar de Ledesma y Juan Márquez Sanabria. Según Pedro de Cieza de León, se sepultaron los cuerpos y la cabeza de Robledo se expuso a modo de escarnio.

    Robledo ante el Emperador: Crónica de sus Propias Conquistas

    Muy magnífico Señor.

    El capitán Jorge Robledo besa las manos a vuestra merced y para que este informado de lo que yo he hecho en servicio de su majestad y de las cosas y novedades que en las ciudades que el a poblado y provincias que a descubierto y conquistado en aquellas partes de las indias de tierra firme an sucedido para que se provea lo que al real servicio de su majestad convenga hago la Relación siguiente la cual suplico a vuestra merced sea servido de mandar ver.

    Primeramente que estando yo en la ciudad de Cali que pobló el capitán Belalcázar, gobernador que es ahora de las provincias de Popayán por alcalde ordinario de su majestad vino a ella y a las ciudades de Popayán, Timana, Quito por teniente general del marqués Don Francisco Pizarro de cuya gobernación eran las dichas ciudades el capitán Lorenzo de Aldana y a tomar cuenta al capitán Belalcázar, que a la sazón era capitán del marqués el cual no estaba en la tierra ni se pudo tener noticia del; y el dicho capitán Lorenzo de Aldana por virtud de los poderes que traía fue recibido al dicho oficio y teniendo noticia de mi persona y del mucho tiempo que había que andaba en servicio de su majestad en aquellas partes me proveyó de capitán a teniente de gobernador por el marqués Pizarro por virtud del poder que para ello traía para que fuese a las provincias de Anserma a conquistarlas y pacificarlas y a poblar una ciudad de ellas, para la cual jornada yo hice a mi costa cien hombres de a pie y de a caballo y con ellos porque fuesen a servir a su majestad y en negros caballos armas y ganados y otras cosas convenientes al armarla.

    Yo gasté lo que tenía y me empeñe en muy gran cantidad de pesos de oro y aderezado todo lo necesario me partí y dentro de veinte días llegué a las provincias de Anserma donde las halle de guerra destruidas y quemadas por los malos tratamientos que por los capitanes y españoles que por ellas habían pasado habían fecho a los naturales como no llevaban intención de permanecer en la tierra.

    Como en las dichas provincias en parte más conveniente que se halló y elección perjuicio de los naturales en nombre de su majestad y del marqués Pizarro en cuyo nombre iba día de nuestra señora de agosto del año pasado de quinientos treinta y nueve funde la ciudad de Santana e hice en dicho nombre elección de alcaldes y regidores y fundada como mi intento era permanecer en la tierra y convertir y atraer a nuestra santa fe católica los naturales envié a llamarlos viniesen de paz y a dar la obediencia a su majestad los cuales dentro de seis meses de cómo aquellas provincias llegué habiendo tenido con ellos muchos recuentros y guazavaras lo hizo de paz y los puse de bajo del dominio de su majestad en cuyo nombre los deposité entre los pobladores y conquistadores de aquellas provincias descubrí las del Chocó que son el nascimiento del Río del Darién y las de cartama que están en el río Grande abajo que sale al de Santa Marta y otras que hasta entonces no habían sido descubiertas.

    En el tiempo de los dichos seis meses que estuve en la provincia de Anserma viendo los naturales los buenos tratamientos que les hacía y que eran diferentes de los que los españoles que por allí habían pasado les habían fecho y que les guardaba verdad en lo que con ellos ponía se rehicieron en muy gran manera en tornar a hacer sus casas y labranzas que tenían destruidas y los naturales venían a servir a la ciudad donde los hacían entender que dejasen los ídolos y sacrificios que tenían y se convirtiesen a nuestra Santa Fe Católica, dándoles razones para que lo entendiesen con las lenguas que llevaba y de cómo tenían rey y señor que es su majestad de quien ellos y nosotros éramos vasallos a quien habían de servir en cuyo nombre y de mi gobernador yo iba lo cual les hacía muy bien entender de manera que lo entendían.

    Pacíficas aquellas provincias y puestas en la quietud que debían estar viendo que los muchos españoles que en aquella ciudad estaban no se podían sustentar por haberme sobrevenido más y ser nuevamente poblada elección ir a los pueblos de los indios que estaban de paz por comida de que se le alzaran y se rebelaran si a ello se diera lugar y por sustentársela por virtud de los poderes que tenía con cierta gente de a pie y de a caballo salí de aquella ciudad y pasé un brazo del río grande que ale a Santa Marta y yendo por el abajo descubrí las provincias de Cartago pícara paucura pozo Arma cenufana y otras muchas a donde se hubieron muy grandes guasábaras y reencuentros de indios en los cuales yo fui herido de que llegue a punto de muerte y se hizo otro mucho daño y como por los indios fue entendido que yo no les iba a hacer daño ni a tomarles ninguna cosa de lo suyo sino a poblar una ciudad y tenerlos en toda quietud me salieron de paz donde los hice entender todo lo que su majestad manda.

    Descubiertas estas provincias y pacificadas las porque tenía noticias por indios que en el paraje de donde pase el río cuando salí de las provincias de Anserma había ciertas provincias Ricas y de mucha gente y volví el Río arriba hasta el pueblo de carapa que yo había descubierto y de aquí entre la tierra adentro y descubrí las provincias de quimbaya donde los naturales como se contrataban con las provincias que yo avía descubierto y conquistado tenía noticia del buen tratamiento que les hacía me salieron todos de paz elección que en todas las provincias se matasen dos indios en las cuales viendo la calidad de gente y la disposición que en ellas había en nombre de su majestad y del marqués Pizarro en cuyo nombre iba funde la ciudad de Cartago y repartí los solares tierras y estancias entre los conquistadores conforme a la calidad de su persona a cada uno y de lo que a su majestad había servido donde los indios venían a la ciudad y les hacía entender con muy buenas lenguas todo lo que su majestad manda.

    En descubrir las provincias de Carrapa y las de Quimbaya y las demás de suso declaradas y pacificarlas y fundar la ciudad de Cartago me ocupe seis meses poco más o menos en las cuales nunca habían entrado xpianos ni habían sido vistas de ellos sino cuando yo en ellas entre y al cabo de ciertos días después de fundada la ciudad de Cartago como en la de Santana tuvieron noticia de mi me escribieron ciertas cartas con indios las cuales yo recibí en que me hacían saber como el adelantado Andagoya estaba recibido por gobernador en las ciudades de Popayán y Cali y habían enviado a aquella de Santana un capitán a tomar la posesión y así mismo había sido recibido y porque pareciese que él la había poblado, mandó que aquella ciudad de Santana se llamase de San Juan y con su venida los españoles que en aquella ciudad residían estaban en descensiones y la tierra con mi ausencia se había alzado y rebelado y se temían que el adelantado viendo que de mí no se tenía noticia enviaría algún capitán a ella que diese la tierra a los que la an trabajado como suele acontecer en aquellas partes cuando ay novedades que me fuese a ver con el pues yo sabía lo que cada uno de ellos había servido a su majestad de lo cual di parte al consejo de aquella ciudad de Cartago y por la misma causa me requirieron me fuese a ver con él y a la ligera fui con siete o ocho de a caballo y pase por la ciudad de Santana donde la halle del arte que se me había escrito.

    Como en la dicha ciudad de Santana hallé recibido por gobernador al adelantado Andagoya no me detuve en ella sino dos días en los cuales me salieron de paz dos señores de los más principales de la tierra y que más rebeldes habían estado los cuales me dijeron que pensando que yo no había de volver más a ella se habían alzado pero que pues tornaba ellos estarían de paz y pase a la ciudad de Cali donde me vi con el adelantado Andagoya y me dio sus poderes para que de nuevo volviese a reformar lo que dejaba poblado y yo los recibí con cierta protestación que a la sazón hice por más servir a su majestad por la necesidad que de mi persona sabía que había en aquellas ciudades y porque la tierra no se perdiese con otro nuevo proveimiento y di a dicho adelantado para que enviase a su majestad cuatro mil pesos de oro para muesa (sic) de las joyas que en aquellas provincias que yo había descubierto había por ser diferentes de las que en aquellas partes se habían fallado con cierta relación de lo que había sucedido.

    Para volver a reformar aquellas dos ciudades que yo había poblado en ganados negros y armas y en hacer gente de más de lo que antes había gastado yo gaste veinte y cinco mil pesos de oro que lleve a aquella ciudad elección más de ocho mil en que volví empeñado los cuales hoy día debo y vine a la ciudad de Santana y como los naturales de aquellas provincias tuvieron certinidad de mi venida me vinieron de paz y a dar la obediencia a su majestad donde yo se las recibí y les hice entender como los que una vez la daban no se habían de alzar más y me tornaron a decir que pensando que yo no había de volver más a aquella tierra se habían alzado y que ellos de allí adelante así lo harían como se lo decía y torne otra vez a reformar la tierra por el nuevo recibimiento del adelantado.

    Estando reformando aquellas provincias me llegaron españoles de la ciudad de Cartago a que luego fuese a ella porque la tierra con mi ausencia estaba alzada y entre los españoles había ciertas disensiones y puestas aquellas provincias de Anserma en el sosiego que debían estar me partí para la ciudad de Cartago donde los naturales de aquellas provincias como de mi ida estuvieron ciertos elección daño alguno ni castigo que en ellos se hiciese me salían a los caminos por donde pasaba de paz y después venían a la ciudad y estaban en el dominio de su majestad como si hubiera muy gran tiempo en aquella ciudad fuera poblada y pacífica la tierra porque no se perdiese la deposite en los conquistadores a cada uno conforme a lo que vuestra majestad había servido.

    Repartida la tierra y puesta en la quietud que debía estar y fecha muy gran cantidad de sementeras como los españoles que en la ciudad estaban eran muchos y no había para dar de comer a todos ellos y no se podían sustentar por más servir a su majestad y porque los indios no se resabiasen viendo que iba por lo que se había menester a sus pueblos de que se alzaran viendo que no les sustentaba la paz y porque los conquistadores no quedasen allí perdidos pues no había para dar de comer a todos en ella determine de ir a descubrir el valle de Arbi que cae de la otra banda de la cordillera de las sierras nevadas que pasa a diez leguas de la ciudad de Cartago de que tenía muy gran noticia y a poblar otro pueblo para la cual jornada así mismo yo gaste gran cantidad de pesos de oro y aderezado lo necesario y estando de partida llego a aquella ciudad un Pedro de Ayala por el gobernador Belalcázar con las provisiones reales de su majestad para que en ella y en la de Santana fuese recibido por gobernador y puesto que en ellas no se hacía misión de la ciudad de Cartago que así poblé en las provincias de Quimbaya y en las demás de suso declaradas que descubrí y de la ciudad de Santana que poblé en las provincias de Anserma todo en nombre de su majestad y del marqués Pizarro por ver que su majestad mandaba salir de la tierra al adelantado Andagoya por el capítulo de la capitulación que con él se tomó que hasta allí nunca había sido visto por no dar lugar a escándalos y alteraciones le recibí por gobernador debajo de cierta protestación que hice fasta tanto que su majestad informado de la verdad proveyese otra cosa.

    Sabrá vuestra merced que el capitán Belalcázar gobernador que ahora es de las provincias de Popayán hizo relación a su majestad que dejaba pobladas las villas de Anserma no siendo así porque cuando el salió de la ciudad de Cali para venir A estos reinos no estaban pobladas ni conquistadas aquellas provincias de Anserma ni descubiertas ni pobladas las de Cartago y viniendo el a negociar sus negocios yo las descubrí conquiste y poblé a mi costa y misión y de la gente que conmigo anduvo por virtud de los poderes que tenía del marqués Pizarro y para ello no tuve ayuda ni socorro de su majestad ni otra persona y lo y sustentado y tenido en pie donde he gastado más de ochenta mil castellanos de oro y más el sustentarlo que el probarlo por las costas y gastos que se recrecen.

    Como hube recibido al gobernador Belalcázar en las ciudades de Santana y Cartago por dar color a la relación que a su majestad hizo de decir que dejaba pobladas las ciudades de Santana que yo funde en las provincias de Anserma en nombre de su majestad y del marqués Pizarro mando que se intitulase villa de Anserma y el Adelantado Andagoya porque tenía el nombre de su gobernación del Río de San Juan mandola intitular ciudad de San Juan así que cada uno como lo hallo poblado y ganado y les había costado poco queríanlo para sí y yo que lo y trabajado y gastado mi hacienda y empeñándome por servir a su majestad que lo haya de padecer a lo cual y dado lugar por no dar ocasión a alteraciones y escándalos de que su majestad fuera muy deservido pudiéndolo defender a cualquiera de los gobernadores cuando en ello entraron pues no hacían a su majestad verdadera relación.

    Como el gobernador Belalcázar tuvo noticia de la armada que yo tenía fecha para ir a descubrir y poblar el valle de Arbi dándome sus poderes de capitán general para lo que había poblado me escribió prosiguiese mi jornada por el servicio que a su majestad hacía y me alcanzaron sus cartas en provincia de picara donde estaba aguardando pensando que el gobernador me enviaría cierto socorro de gente que le había enviado a pedir el cual nunca envió y así mismo recibí otras cartas de personas particulares de crédito conquistadores en que me hacían saber que el gobernador Belalcázar no mirando a los servicios que a su majestad y echo me quitaba los indios que en mi cabeza estaban y cargos que en ellas tenía y los daba a personas que nunca en la tierra habían entrado y así mismo los quitaba a muchos de los conquistadores de aquellas dos ciudades Removiendo la tierra lo cual dizque el dicho gobernador Belalcázar efectuó como vio que yo proseguía mi jornada por cuya causa la tierra se había alzado habiéndolo yo dejado en servidumbre.

    Como vi que el gobernador Belalcázar no me enviaba en socorro de gente que le había enviado a pedir y camino para meter caballos en el valle no se podía fallar y para haber entrar con gente de a pie yo tenía muy poca cosa por la noticia que se tiene de gran cantidad de gente que en el valle ay seguí la cordillera de abajo de las sierras hasta que di en una abra que hacía el pie de la cual descubrí la provincia de Mungía donde pacifiqué los naturales en muy breve tiempo y de aquí pase la cordillera porque ya la sierra había bajado algo y de otra banda descubrí una provincia que se dice aburra donde los naturales se pusieron en defensa y puesto que se les hicieron todos los requerimientos que su majestad manda para que viniesen de paz no quisieron antes acometieron muy denodadamente e hirieron siete u ocho españoles y mataron e hirieron ciertos caballos donde pusieron en confusión de desbaratar todos los españoles si nuestro señor nos los socorriera y se tuvieron en ellos fasta que los rompieron y les ganaron ciertas casas en que ellos estaban fuertes y por dos o tres veces los naturales se tornaron a juntar y quisieron echar los españoles de sus estancias y tantos requerimientos por mi les fueron hechos y cosas les dije con las lenguas que llevaba que hubieron de venir de paz la cual yo les recibí puesto que eran dinos de castigo por el daño que en los españoles habían fecho y venidos les hice entender todo lo que su majestad por sus instrucciones reales manda que se les diga de manera que ellos lo entienda y imprimió de tal arte en ellos que todo el tiempo que por aquellas provincias y sus comarcas anduve venían a servir a los españoles donde yo les daba rescates sin resbalia ninguna por atraerles al verdadero conocimiento y al dominio de su majestad.

    Como me vi de la otra banda de las sierras desde esta provincia procure por todas las vías y manera que pude de ir al valle de Arbi y como era gran trecho lo que me había abajado no se pudo tener noticia del puesto que en esta provincia se fallaron muy grandes caminos y acequias de agua todo fecho a mano y muy grandes edificios antiguos que según los indios decían haber sido destruidos por guerra que entre ellos se habían tenido y como aquí no pude tener noticia del valle torné a pasar la cordillera de las sierras y salí al Río Grande a donde descubrí ciertos pueblos de indios y aquí tuve noticia de muy gran poblado el río abajo por aquella banda donde andaba y porque se había de pasar una sierra de montaña para descubrir el camino envié cierta gente de a pie y de a caballo los cuales al cabo de ciertos días se fueron por despoblado dieron en un río de una peña tajada muy onda y tenía unos puentes de bejucos por donde había de pasar y como no se pudo fallar otro camino hubieron de dejar allí los caballos y pasaron por ellas y descubrieron las provincias de Mitave y vieron en el principio de lo poblado de ellas donde los naturales no aguardando a requerimiento ninguno se vinieron para los españoles y mataron tres e hirieron otros y los hicieron volver huyendo y en el camino como la tierra era muy áspera y fragosa se les despeñaron tres caballos y como tuve relación de lo que había sucedido queriendo entrar en aquella provincia con toda la gente que llevaba por ella me fueron hechos muchos requerimientos para que no entrase en ella por ser de muy gran grosedad y los naturales muy belicosos y por no ir contra la voluntad de todos y dar de cabeza como an fecho otros capitanes que se an perdido en aquellas partes dejé de entrar en ellas y siguiendo mi viaje por la orilla del Río de la otra banda se descubrió muy gran poblado por lo cual determine que pasarle y di industria como se pasó sin perderse ninguna cosa.

    Como hube pasado el río fui por el abajo y a cabo de ciertos días que iba por un despoblado descubrí un provincia que se dice currume a donde como a ella llegue con las lenguas que llevaba llame muchas veces a los naturales viniesen de paz y a dar la obediencia a su majestad lo cual no quisieron hacer antes se pusieron en muy gran defensa y se tuvieron con ellos muchas guasábaras haciéndoles siempre muchos requerimientos fasta que tuvieron por bien de venir a dar la obediencia a su majestad.

    Desde esta provincia fui el río abajo y descubrí las provincias de Ebéjico, Pequi, Penco Ituango Purruto Iguangui Undave y otras muchas adonde como en ellas entre envié muchas veces a llamar los naturales viniesen de paz y a dar la obediencia a su majestad por que los halle puestos en defensa si no que se les haría la guerra como su majestad manda y esto lo envié a decir muchas y diversas veces aguardándoles diez veinte treinta días para que viniesen y nunca quisieron y por mí se le fizo la guerra con el menos daño que se pudo hasta que algunas provincias tuvieron por bien de venirla a dar y en la parte más conveniente y sin perjuicios de los naturales que en ellas se halló en la provincia de Ebéjico en nombre de su majestad y del gobernador Belalcázar funde la ciudad de Antioquia e hice elección de alcaldes y Regidores donde los naturales venían a servir a los españoles y yo les decía y hacía entender todo lo que su majestad manda para atraerlos el verdadero conocimiento de nuestra santa fe católica.

    Bien que para que todo lo que yo he poblado descubierto y conquistado no y tenido ayuda ni socorro de su majestad ni de otras personas para ello sino ha sido la de mi hacienda y los poderes que para ello y tenido y con ella y socorrido siempre a los españoles que conmigo an dado sirviendo a su majestad en las necesidades que se le han ofrecido y así estoy adeudado y empeñado en muy gran cantidad después de haber gastado toda mi hacienda en servicio de su majestad y no se fallara que en toda la tierra a mí se me deban tres mil pesos de oro por no haber tenido granjerías con los españoles que conmigo an andado sino a muchos darles lo que tienen menester a mi costa elección interés ninguno por que vayan a servir a su majestad.

    Noten que a quince y seis años que sirvo a su majestad en aquellas partes con mi persona armas y caballos a mi costa y misión y por las provincias y tierras que y andado no se fallara haber hecho guerra a los naturales elección haberlos fecho primero todos los requerimientos que su majestad manda que se les hagan a guardarles mucho tiempo para que vengan de paz como an venido se le y sustentado y nunca se la y quebrantado siempre guardándoles lo que de parte de su majestad les decía y no y dado lugar a que los pueblos de indios de guerras que se van a pacificar se destruyen disipen ni roben ranchándolos y en algunas partes que se ha tomado cantidad de oro y otras cosas a caciques que estaban en guerra de más de tres mil castellanos lo y hecho volver a los tales caciques por que vengan de paz y a dar la obediencia a su majestad porque eran personas que a no venir estos no vinieran los demás y como les volví el oro me salieron de paz de que redundó muy gran provecho y muchos señores de la tierra me traían presentes de oro y no lo quería recibir y se lo tornaba diciéndoles que yo no venía a buscar oro si no a poblar una ciudad y a convertirlos y atraerlos a nuestra santa fe católica y a tenerlos en toda quietud y a que fuesen vasallos de su majestad cuyos éramos nosotros y algunas veces cuando iba a ser necesario tomaba alguno y otro los volvía y esto muchas veces.

    Noten que en todo lo que yo y fecho y por donde y andado no y dado lugar a Rescates ningunos a los españoles con los naturales porque es una de las cosas que más destruye la tierra y siempre y guardado justicia así al indio como el español y a todos y fecho muy buen tratamiento y nunca en las provincias que y poblado y tenido en mi tierra sino darla luego a los conquistadores pues la trabajan y sirven a su majestad porque de no depositar los indios en los españoles y de no tener amo que los mire e industrie en las cosas de nuestra santa fe católica redunda muy gran daño en la tierra y siempre los naturales me an tenido mucha afición por el buen tratamiento que siempre les y fecho tanto que por mi ausencia se han rebelado y como tornaba a la tierra me salían de paz sin castigo alguno por que son de calidad los indios que como no vean o tengan noticia del primer capitán que los conquista luego se rebelan y alzan.

    Noten que de poblarse las provincias que y poblado y conquistado ha redundado muy gran servicio a su majestad y a dios nuestro señor porque y topado muchas provincias que de diez años a esta parte se an despoblado en muy gran manera por las grandes guerras que unas con otras an tenido y tenían al tiempo que yo en ellas entre y por mi entrada las y pacificado y hecho pases unos con otros y es más lo que esta destruido que poblado y este mismo daño es en lo que está por descubrir en las cuales dichas provincias como dicho tengo y gastado muy gran cantidad de pesos de oro por haber yo metido en ellas todos los mantenimientos de ganados que en ella hay por causa de no tener los indios comida ninguna sino es carne humana y se comen unos a otros en muy gran manera y tienen sus jaulas para engordar los indios lo cual les y evitado de que así mismo se ha hecho muy gran servicio a dios nuestro señor y a su majestad y nunca y dado lugar a que se saquen indios de su natural sino eran algunos de los caciques daban de su voluntad que eran sus esclavos y estos no eran para sacarlos sino para el servicio de los españoles y sobre esto y tenido siempre muy gran vigilancia porque no ay cosa de que más los indios se resabian que de ver que los sacan de su natural.

    A cabo de ciertos días que había que estaba fundada la ciudad de Antioquia queriendo ir a verme con el gobernador y a dar quinta a su majestad de lo que en su Real servicio y fecho el concejo de aquella ciudad me requirió no fuese por la vía que quería ir porque no me podían dar la cantidad de españoles que había menester sin que aquella ciudad quedase en muy gran riesgo por ser los naturales en cantidad y allí no haber sino ochenta hombres que saliesen al camino que el licenciado Vadillo había llevado cuando aporto a la ciudad de Cali que esta de allí treinta leguas porque andándose a ver la tierra se había conocido y saliese por la gobernación de Cartagena porque todo el camino y loa el comarcano estaba despoblado de indios y de aquella ciudad para mi viaje no sacase más de fasta doce españoles y no pude hacer otra cosa y depositada la tierra entre los conquistadores y puesta aquella ciudad en el sosiego que debía estar me partí de ella a ocho de enero deste año y salí a la provincia de guaca por donde el licenciado Vadillo paso que esta de allí treinta leguas donde estuve día y medio en la cual me salieron los indios de paz y me dijeron que ya sabían cómo yo bebía en la provincia de Ebéjico que allá irían a servir pues sabían el tratamiento que hacía a los indios y que no los mataba como habían fecho otros xpianos que por allí habían pasado.

    Desde esta provincia del guaca pase las sierras de Abibe y en cuarenta y siete días Sali a la mar del norte elección topar cosa poblada y Sali a unas casas de xpianos que dicen llamarse san Sebastián que están en la culata de huraba de la gobernación, de Cartagena donde el gobernador Pedro de Heredia y su hermano Alonso de Heredia sabiendo como venía y lo que había fecho en servicio de su majestad me prendió y secresto todo lo que yo traía a mí y a los que conmigo venían y me pidió le diese cuenta de donde venía y lo que dejaba fecho y presentase ante el los poderes que para ello había tenido sobre lo cual y sobre que decía haber entrado en su gobernación elección su poder y haber poblado en ella fizo cabeza de proceso contra mi criminal y dio sentencia en el en que adjudico así lo que yo había poblado y lo dio por ninguno estando fecho en nombre de su majestad y con poderes bastantes y no caer en su gobernación para que aquellas provincias donde yo funde la ciudad de Antioquia nunca en ellas entraron xpianos no por ellos fueron vistas sino cuando yo entre en la tierra y esto se fallara ser verdad y así mismo me condeno en mil pesos de oro para la cámara de su majestad y me envió preso con guardas ante sus oficiales reales de la casa de la contratación de Sevilla y por ellos fui mandado que dentro de cierto termino me presentase ante su majestad.

    Noten que viniendo dos procuradores personas honradas y que a veinte años que sirven a su majestad en aquellas partes con poder de la ciudad de Antioquia y con cartas de ella para su majestad y otros despachos sobre cosas que tocaban a su Real servicio el gobernador Pedro de Heredia porque no lo quisieren dar cuenta a lo que iban y darle los despachos y instrucciones que traían lo echo en unos grillos y en un cepo y les tomo las cartas que para su majestad traían diciéndoles muchas palabras feas de mal tratamiento y que nunca de allí saldrían y así lo ha hecho y yo los deje en las mismas prisiones y no se sabe lo que de ellos fizo más de que uno de ellos como era persona anciana con el trabajo de las prisiones quedo en articulo mortis y puesto que muchas veces fue pedido de que halló lo sacase no lo quiso hacer aunque se daban fianzas diciendo que allí había de morir porque su majestad no fuese informado de lo que pasaba ni de lo que iban poniéndoles muchas guardas todo a fin de molestarles.

    Viendo el dicho gobernador Pedro de Heredia que los procuradores no querían darle ninguna cuenta ni los despachos que traían fizo sobre ello cabeza de proceso contra ellos y les condeno en quinientos pesos para la cámara de su majestad y les ejecutó la pena aunque apelaron y no les quiso otorgar la apelación sino todavía llevo la causa adelante teniéndolos en las mismas prisiones.

    Noten que el dicho Pedro de Heredia como ovo sentenciado la causa de haber yo poblado en su gobernación habiendo apelado de la misma y otorgándome la apelación con cien hombres de a pie y de a caballo no embargante mi apelación se iba a meter en ello y ya había enviado adelante cincuenta hombres de a pie y de a caballo aunque por mí y por los procuradores de aquella ciudad que tenía presos le fueron hechos muchos requerimientos para que no fuese fasta tanto relación a su majestad o a su real audiencia que reside en Panamá pues estaba de allí ten cerca para que se proveyese lo que más a su real servicio convenia no lo quiso hacer antes mando poner muchas guardas en la costa de la mar y cada noche la hacía velar por que yo no pudiese hacer relación ni dar aviso a ninguna parte y todos los barcos que a aquellas casas llegaban les tomaba los remos y velas y porque no se pudiese ir sino quedando el quisiese y los hacía catar para ver si llevaban cartas mías y me tomo ciertas cartas que yo escribía a su majestad y a su real audiencia en que daba relación de lo que pasaba todo a fin de que su majestad no fuese informado de lo que pasaba y del mal propósito y dañada intención que tenía de la cual ida a aquella ciudad no puede ser menos sino que Redunden muchos escándalos y alteraciones lo cual es necesario luego proveer para los evitar y porque el gobernador Heredia no eche a perder aquella tierra como tiene la de su gobernación.

    Noten que trayendo yo un Antonio Bocarro portugués desterrado perpetuamente de aquellas partes para estos reinos por ciertos delitos que había cometido y estando consentida por ello a sentencia y pasada en cosa juzgada trayendo el proceso cerrado y sellado para que su majestad fuese informado de ello el dicho Pedro de Heredia por que el Antonio Bocarro le dio un caballo y un negro y un indio y porque se puso contra mí como él quiso me tomo el proceso y quito el dicho Antonio Bocarro y no embargante que por el vio la culpa que contra él resultaba y la sentencia por el consentida el mismo por detenerme y molestarme le indujo a que me pusiese demanda por la sentencia que contra él se había dado de mil castellanos la cual me puso pidiéndome Revocase la sentencia y la admitió y alzó la carcelaria al dicho Antonio Bocarro.

    La distancia de tierra que ay de la ciudad de Santana que ahora se dice villa de Anserma a la ciudad de Cali serán sesenta leguas de despoblado y de Santana a la ciudad de Cartago catorce pasa por entre medias de estas dos ciudades un brazo del río que sale de Santa Martha que parte los términos de ellas de la de Cartago a la de Antioquia abra setenta leguas de tierra muy áspera y fragosa y muy poblada esta la ciudad de Antioquia de la otra banda del río a la parte de norte de gente de barbacoas en cantidad y Rica de oro donde se podrá hacer algunos pueblos xpianos está por la parte de la ciudad de Cartago en lo que yo tengo descubierto para hacer otro pueblo de xpianos está por descubrir mucha tierra y de gente muy belicosa por la noticia y insignias que yo hallé de las poblaciones y de los caminos y no entre en ello por no tener la gente necesaria que serán menester quinientos hombres para ello en lo de Antioquia y descubierto muy grandes minas de oro en donde su majestad será muy servido y en toda la tierra que y descubierto las ay y muy Ricas desde la ciudad de Antioquia a la provincia de Urabá donde está el pueblo que dicen de San Sebastián de la gobernación de Cartagena y donde sale el río delante que es el fin de la gobernación de Pedro de Heredia abra ochenta leguas de despoblado hanse de pasar las sierras que dicen de Abibe es tierra de anegadizos y muy montuosa, y no se puede andar si no en los meses de enero y febrero y marzo y medio de abril por que todo el demás tiempo es invierno.

    La cual Relación hago porque es verdadera para que se provea lo que al Real servicio de su majestad convenga y si yo y sido agraviado por el dicho Pedro de Heredia me mande desagraviar y en lo demás si mis servicios son dignos de remuneración mande que sean Remunerados y gratificados de lo que ellos merecieren y si particularmente hubiere de decir las cosas de aquella tierra y lo que yo en servicio de su majestad y hecho sería muy gran prolijidad

    Aquí está el Adelantado Andagoya gobernador del río de San Juan que informa de muchas cosas a su majestad a los de su Real Consejo de lo que no pasa por que él dice que pobló las ciudades de Santana y Cartago y cuando el a la tierra fue ya estaban de paz y pobladas y nunca él las ha visto ni sabe dónde están y el provecho que de su ida redundó fue echar a perder aquella tierra por las novedades que en ella hizo no siendo suya y haberle mandado su majestad que no entrase en cosa que estuviese poblada y poner en necesidad a los españoles que allí estaban con empréstitos que les pidió y en gastar de la hacienda de su majestad que en Lile estaba diez u once mil castellanos en enviar a estos reinos y pagar sus deudas por que el armada ninguna fizo sino fue cierta gente que trajo consigo que después la envió juntamente con la de Popayán y Lile un castigo que quiso hacer él los términos de Popayán por la muerte de los capitanes Juan de Ampudia y Pedro de Añasco el cual no obo efecto por los indios estar muy pujantes y soberbios y no pudieron con ellos y se volvieron y todo esto se hallara ser verdad y si su majestad quisiere más enteramente ser informado de la verdad aquí ay personas honradas que an visto todo lo ha sucedido y se han hallado en lo que y poblado descubierto y conquistado y en lo que el a echo de quien se podrá saber.

    Escudo de Armas del mariscal Jorge Robledo

    En el Escudo de Armas del mariscal Jorge Robledo hay tres cuartos: En el primero alto de la mano derecha tres torres de plata en campo colorado, en memoria de las tres ciudades que vos poblastes, en el otro cuarto de la mano izquierda un peñol de su color con una cerca de oro en lo alto dél, en memoria de la fuerza que vos ganastes a los dichos indios y del río que estaba al pie del peñón por do venistes a él, con unas aguas azules y blancas en campo verde, y en el cuarto bajo un león rapante de oro en campo azul, en memoria de aquel cacique que prendistes, y por orla ocho murciélagos pardos que tiran a negros, con las bocas abiertas y dientes agudos en campo de oro, y por timble un yelmo cerrado, y por devisa una águila negra real, rapante, abiertas las alas, con sus trascoles y dependencias o follajes de oro y azul y colorado, o como la nuestra merced fuese etc.

    Descripción de los pueblos de la Provincia de Anserma

    Los pueblos que hay alrededor de la ciudad de Santa Ana, de indios, son los siguientes, que están en la provincia de Umbra,

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