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Ficciones de género:: artes, cuerpos y masculinidades
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Libro electrónico238 páginas3 horas

Ficciones de género:: artes, cuerpos y masculinidades

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Es una obra para resaltar que siempre somos personajes fabricados, ficticios, atrapados en una trama social y de género; esta obra invita a pensar que mujeres y hombres siempre estamos moviéndonos en ficciones, en dramaturgias del género o, en otras palabras, en juegos artísticos del género.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 jul 2019
Ficciones de género:: artes, cuerpos y masculinidades

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    Vista previa del libro

    Ficciones de género: - Karine Tinat

    Primera edición, 2016

    Primera edición electrónica, 2017

    DR © EL COLEGIO DE MÉXICO, A.C.

    Carretera Picacho Ajusco No. 20

    Ampliación Fuentes del Pedregal

    Delegación Tlalpan

    C.P. 14110

    Ciudad de México, México.

    www.colmex.mx

    ISBN (versión impresa) 978-607-628-083-6

    ISBN (versión electrónica) 978-607-628-181-9

    Libro electrónico realizado por Pixelee

    ÍNDICE

    PORTADA

    PORTADILLAS Y PÁGINA LEGAL

    INTRODUCCIÓN

    Composición del libro

    Un triángulo conceptual: artes, cuerpos y masculinidades

    SENTIDO O SENSIBILIDAD. MASCULINIDAD MODERNA Y EL PROYECTO DE NACIÓN EN TRES NOVELAS DEL MÉXICO INDEPENDIENTE (1857-1869)

    Trabajos dignos del vigor masculino

    Corazones bien formados

    Mil blusas en vez de cien levitas

    Conclusiones

    Bibliografía

    REPRESENTACIONES DE MASCULINIDADES NO HEGEMÓNICAS Y DE ESTIGMAS ASOCIADOS AL VIH/SIDA: UN ANÁLISIS DE LA OBRA DEL TALLER DOCUMENTACIÓN VISUAL (MÉXICO, 1989-1999)

    El contexto social del estudio: Los maricas de finales del siglo XX y su representación en el arte mexicano

    ¿Qué significó ser gay en los tiempos del sida?

    Conclusiones

    SEDUCCIÓN, SEXUALIDAD Y VIOLENCIA. TRES PRÁCTICAS CORPORALES PARA EL EJERCICIO DEL PODER EN LA PELÍCULA POST-PORNOGRÁFICA BAISE-MOI (FRANCIA, 2000)

    Post-pornografía: un cambio en las representaciones corporales y prácticas sexuales

    El cine francés grita: ¡Cógeme!

    Sinopsis de Baise-moi

    ¿De qué partimos y a dónde vamos?

    Jugando a la chica fácil: el poder de la seducción y la sexualidad

    La tangibilidad de la violencia corporal

    Conclusiones

    COLOFÓN

    CONTRAPORTADA

    INTRODUCCIÓN

    Desde su emergencia, que remonta a más de cuatro décadas, los estudios de género han dado origen a una profusa cantidad de conocimientos relativos a experiencias sociales de mujeres y hombres en diferentes ámbitos. Tanto en las instituciones académicas de México como en las de otros países anglosajones y europeos es notable esta producción científica, joven y dinámica. El Colegio de México no sólo se ha unido a esta tendencia sino que la ha impulsado a través de las múltiples actividades del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer (PIEM). Desde su fundación en 1983 hasta hoy, el PIEM contabiliza 70 publicaciones;[1] y con la creación de una revista especializada, Estudios de Género, su objetivo es seguir promoviendo y fortaleciendo la difusión de la investigación en este campo académico.[2]

    El Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México, a través del PIEM, recibe cada dos años una nueva promoción de estudiantes en la Maestría en Estudios de Género. El programa docente forma a futuras investigadoras e investigadores especializados en estudios de género desde las disciplinas de la sociología, la antropología y la historia. Cada dos años, vemos florecer nuevas investigaciones, con temáticas clásicas y/o innovadoras, que aportan no solamente sólidos conocimientos empíricos sino que, muchas veces, reflejan un manejo crítico de herramientas teóricas y metodológicas. El presente libro agrupa tres capítulos que proceden de las recientes investigaciones, originales e inéditas, realizadas por jóvenes egresados de la generación 2012-2014 de la Maestría de Estudios de Género. En estas palabras introductorias, presento, en primer lugar, los trabajos que conforman esta recopilación, y en segundo lugar, explico el sentido del título Ficciones de género: artes, cuerpos y masculinidades. Más allá del hecho de que constituyan prismas conceptuales que unen los estudios aquí reunidos, me parece importante destacar los ejes de reflexión que imbrican.

    COMPOSICIÓN DEL LIBRO

    El primer capítulo, escrito por Martín Humberto González Romero, analiza las representaciones de la masculinidad en tres obras literarias del siglo XIX mexicano, y las vincula con su contexto político-social.[3] Las novelas son: 1) La Quinta Modelo de José María Roa Bárcena, publicada en 1857, que aborda la constitución de un pequeño Estado utópico democrático desde el reducto de una hacienda, así como los vicios a los que conduce la manía liberal por querer igualar, secularizar, repartir y privatizar; 2) Clemencia de Ignacio Manuel Altamirano, sacada a la luz en 1869, que desnuda la moral y las contradicciones de dos comandantes del ejército liberal durante la guerra contra los franceses en 1863; y, 3) Ensalada de pollos de José Tomás de Cuéllar, publicada también en 1869, que denuncia la forma en que la idea de movilidad social que acompaña al liberalismo y al republicanismo, confunde a una nueva generación de jóvenes mexicanos.

    Si bien tras la Independencia de México y en la transición de la Reforma a la República Restaurada, las estructuras de organización social permanecieron en gran medida inmóviles –como lo apunta González Romero–, sí se suscitaron debates con objeto de repensar a la sociedad y su conformación por sujetos libres e iguales en competencia; muchos hombres de clases acomodadas se cuestionaron entonces su papel social así como la configuración de su propia masculinidad, en términos de rasgos de personalidad. Las tres novelas ilustran estas ansiedades derivadas de la organización del nuevo régimen político y el papel ciudadano en éste, lo que remite a reflexionar sobre lo masculino ya que la ciudadanía era asunto exclusivo de los varones. Para ello, el autor escoge tres categorías analíticas: primero, discute la dimensión económica de una transformación del ideario social; segundo, observa cómo esta cuestión se conduce hacia el terreno de la sensibilidad, analizando el carácter más o menos apropiado de la demostración de las emociones por parte de los hombres; y tercero, ofrece una reflexión sobre la presentación indumentaria y corporal de los personajes, en cuanto a su caracterización visual de la masculinidad.

    A lo largo del estudio, González Romero nos familiariza con los protagonistas de cada novela. En La Quinta Modelo, Gaspar Rodríguez encarna la naturaleza empedernida de los políticos reformistas cuyos excesos desembocan en desgraciadas consecuencias. En Clemencia, la identidad moral de los dos personajes centrales –el comandante Valle y el general Flores– se revela en oposición a sus apariencias; el atractivo y noble general Flores se descubre como un oportunista sin ideales y traidor con el ejército francés, mientras que el comandante Valle, al principio criticado por su parquedad y falta de habilidades sociales, acaba demostrando que controlaba su intensa vida interior. En Ensalada de pollos son dos hermanos –Pedrito y Concha– procedentes de una familia humilde quienes, abandonados por su padre y guiados por la ambición, buscan destino recurriendo a estrategias sociales; la novela gira en torno a la ansiedad provocada por el deseo de ascenso social y económico en una nación moderna.

    La primera categoría analítica elegida por González Romero arroja hasta qué punto las tres obras construyen una trama alrededor del aspecto económico y el valor del trabajo. El contexto político y social hace surgir nuevas opiniones sobre los comportamientos apropiados o inapropiados con los que se conducen los hombres, aunque ellos sigan representando el vínculo entre sus familias y la esfera pública, y deban garantizar el bienestar material, evitando a toda costa el despilfarro, administrando juiciosamente las herencias y patrimonios, entre otras acciones.

    Como lo demuestra González Romero a través del análisis de las tres obras, el modelo de contención de las emociones y control de los impulsos de los hombres es adecuado para una masculinidad moderna y republicana. No sólo este modelo permite mantener el orden social sino que garantiza las libertades. La relación de pareja decimonónica es sinónima de transformaciones: los hombres manifiestan cierta predilección por las relaciones afectivas informales y conquistas sexuales efímeras.

    Las sensibilidades masculinas también se afirman en lo estético-corporal; al empezar a concebirse como objetos de deseo, los hombres renuevan sus usos de la vestimenta. Derivado de la organización política y social, se observa un cambio en sus valores y preocupaciones: el miedo a la pérdida del decoro, el temor al afeminamiento como producto del discurso de libertades individuales, la apropiación de las nuevas características del hombre moderno.

    En esta minuciosa investigación, González Romero ofrece varias pistas para la reflexión. Primero, nos convence de que más allá de la operación creativa y artística que caracteriza las tres novelas, es toda una narrativa histórica y pública la que se vehicula y que ancla las ideas políticas y sociales de la época. Segundo, nos demuestra que la historia de la masculinidad en México no sólo es indisociable de las coyunturas políticas y sociales sino que tampoco está exenta de tensiones, resistencias, permanencias y trayectos disonantes. Por último, el autor nos comparte, en el tejer de su estudio, una muy interesante reflexión sobre el cruce entre género y clase social como elemento fundacional de la historia de la masculinidad en México. Después de la Independencia, si bien los pensadores más conservadores temían el desorden social en el cambio, tal vez fueron los ideales políticos de igualar las diferencias sociales los que estabilizaron una visión de la virilidad que rechazaba los excesos de las clases acomodadas, y que entendieron este rechazo como un valor masculino moralmente positivo.

    Después de esta primera investigación, avanzamos de siglo y nos sumergimos con Fidel García Reyes en otro mundo artístico, esta vez referente a la obra del Taller Documentación Visual (TDV) y su producción a partir de finales de los años ochenta.[4] Colectivo de artistas visuales creado y liderado por Antonio Salazar de 1984 a 1999, el TDV se enfocó en la relación del arte con lo político. Más concretamente, se interesó por la discriminación y la estigmatización que sufrieron los varones homosexuales a raíz de la aparición del VIH y el sida en México. Después de una descripción del contexto de investigación, García Reyes analiza ocho imágenes del TDV centrándose en la cuestión de las representaciones sociales de la homosexualidad en torno al cuerpo y la masculinidad.

    Hasta inicios de los años setenta, las prácticas homosexuales eran mayoritariamente asociadas al ámbito de lo privado; pero, conforme avanzó la década, fueron apareciendo en la Ciudad de México lugares de ambiente exclusivos para homosexuales. En México como en otros países, el movimiento de liberación homosexual ganó visibilidad y voz en el rechazo de los discursos de patología y/o degeneración con los que la Iglesia, el Estado y la medicina definían al grupo poblacional conformado por los homosexuales. A partir de los años ochenta, la militancia gay se abocó a luchar contra la discriminación y la homofobia acentuada por la aparición del VIH y el sida. Los artistas del TDV se propusieron redefinir la identidad gay y promover a través de sus obras diferentes mensajes como las prácticas seguras de la sexualidad entre hombres, gracias al uso del preservativo, por ejemplo.

    García Reyes nos lleva a un paseo entre varias fotos, pinturas y carteles del grupo de artistas del TDV; entre otras de sus piezas, se presentan: las pinturas de El Santo señor del sidario y Jesús y el diablo; cuatro de sus series de fotos Sin título(¿Qué es ser gay?), De la serie Muerte, De la serie Sí enfermedad, sí da y De la serie TDV-sida–; y dos carteles, ¡No te hagas bolas, usa condón! y Sida, ¿Te cuidas?. A lo largo de este recorrido, García Reyes se detiene en los elementos que componen cada imagen y sobre todo ofrece una interpretación de las diferentes formas de representar el cuerpo homosexual en el auge del VIH y sida.

    Primero, destaca que se muestran cuerpos fuertes, viriles e hipermasculinizados y que esta representación tenía sin duda alguna el objetivo de contrarrestar las asociaciones reductoras y prejuiciosas de que homosexuales equivale a sujetos afeminados y víctimas del VIH/sida. Segundo, García Reyes afirma que las imágenes de su estudio ponen en escena cuerpos adolescentes y enfatiza que si bien éste siempre ha sido utilizado como una representación clásica del tema homoerótico, asociado con las ideas de pureza e inocencia, en la obra del colectivo artístico del TDV los cuerpos de adolescentes vigorosos, sin huellas corporales de degradación, pueden remitir al periodo en el que el VIH era indetectable. En tercer lugar, el autor se refiere a la representación de los cuerpos atacados por la enfermedad, y por ende, frágiles y débiles, a veces en el umbral de la muerte. Por último, García Reyes recalca en las imágenes la presencia de cuerpos andróginos con características ambivalentes entre lo femenino y lo masculino, y en las que subyace un cuestionamiento a la idea de que sólo los varones homosexuales podían contraer el VIH/sida.

    En esta investigación agradablemente ilustrada por estas ocho imágenes tan elocuentes, cabe resaltar que si bien surgen representaciones de masculinidades no hegemónicas –como lo apunta García Reyes desde el título– parece ampliarse, también, el campo de las masculinidades develando sus heterogeneidades y desafíos de orden genérico. Los artistas no parecen querer fijar la cuestión de la identidad gay sino demostrar hasta qué punto remite a un asunto creativo, en el aquí y ahora y más allá de las imposiciones discriminatorias de la sociedad.

    El tercer y último capítulo de este libro, cuyo autor es Luis Guillermo Álvarez Corona, se centra en el séptimo arte y más específicamente en la película post-pornográfica titulada Baise-moi (Francia, 2000) y dirigida por Virginie Despentes.[5] Álvarez Corona analiza este material cinematográfico a la luz de la seducción, la sexualidad y la violencia como tres prácticas corporales que sirven al ejercicio del poder de las dos protagonistas de la historia. El estudio empieza por recordar que la post-pornografía surgió principalmente en Estados Unidos en los años noventa con el objetivo de trastocar las representaciones y prácticas sexuales usuales, de eliminar las dicotomías sexo/género y hombre/mujer, de reinterpretar los roles sociales y tradicionales de género y de extender el uso de los cuerpos, entre otras acciones. Más adelante, el autor presenta algunas reflexiones sobre el impacto que tuvo el filme en el ámbito académico y, sobre todo, a través del trabajo teórico de la socióloga y activista queer Marie-Hélène Bourcier. Esta última demuestra cómo Baise-moi constituye un perfecto ejemplo de post-pornografía, en ruptura con la pornografía tradicional en el marco de las diferentes representaciones de la sexualidad y de la inversión de los roles de género, entre otros aspectos.

    Desde su presentación en el Festival de Cannes en el año 2000, la película Baise-moi ha recibido muchas críticas –fue incluso censurada para su difusión en las grandes pantallas en Francia y sólo se le otorgó el derecho a su difusión en DVD– por su alto grado de violencia y obscenidad. La atmósfera creada dentro del filme es adversa para todos los personajes: hombres agreden a hombres y a mujeres; mujeres violentan y matan a mujeres y a hombres. Baise-moi es la historia de dos mujeres, Manu y Nadine, quienes tienen vidas marcadas por interacciones verbales agresivas con su entorno cotidiano, en el que abunda el consumo de alcohol y hasta una violación en el caso de Manu. Cada una, separadamente en su vida, llegan hasta matar a una persona cercana: Nadine, a su compañera de piso, y Manu, a su hermano. Estos primeros dos asesinatos representan en la historia un punto de inflexión a partir del cual las dos mujeres se van a encontrar en la entrada de un metro y van a decidir vivir una aventura juntas. Empieza un viaje en coche sin rumbo fijo dentro de Francia, puntuado por el alcohol y las drogas, escenas de sexo con hombres escogidos en el camino y, sobre todo, y hacia el final de la historia, asesinatos en serie, individuales y colectivos, que se salda de la manera siguiente: mientras matan a Manu en una tienda, Nadine intenta suicidarse sin lograrlo ya que, en ese mismo momento, la detiene la policía.

    Álvarez Corona enfoca su análisis de la película a partir de las prácticas corporales desplegadas por Manu y Nadine. Primero, se centra en los diferentes performances de seducción y sexualidad de ambas mujeres; y demuestra hasta qué punto se juega con los estereotipos de género incluidos en, por un lado, la mujer seductora y dócil para hacer caer a su presa, y por el otro, la femme fatale con gran capacidad para pervertir a los hombres y con un deseo sexual insaciable. Más allá de este aspecto, el autor también analiza cómo lo post-pornográfico se va cumpliendo a través de acciones específicas donde las protagonistas desestabilizan cierto orden tradicional de género o usurpan comportamientos considerados masculinos: los hombres, de repente, les deben obedecer, antes de ser –en la mayoría de los casos– asesinados a golpes. Segundo, Álvarez Corona se enfoca en la violencia corporal que caracteriza las acciones de ambas protagonistas a lo largo de la película. Apoyándose en la tipología de Wieviorka, Álvarez Corona demuestra cómo Manu y Nadine pueden ser vistas, por un lado, como sujetos flotantes ya que sus actos de violencia parecen motivados por un gran sentimiento de injusticia frente a la discriminación social y de género y, por el otro, como anti-sujetos ya que la violencia que ejercen, parece gratis y cruel, sin tener otro fin que la propia satisfacción de ambas mujeres. Este último punto es, sin embargo, discutible –como lo evoca Álvarez Corona–, ya que Manu y Nadine parecen matar para existir.

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