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Las Colchas De Las Abuelas
Las Colchas De Las Abuelas
Las Colchas De Las Abuelas
Libro electrónico206 páginas2 horas

Las Colchas De Las Abuelas

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Como las colchas que se hacen uniendo pequeos cuadros, este libro contiene pequeos retazos de vida, vistos a travs de la memoria, convertidos en palabras para leer, para compartir, para vivir. Hilos de colores claros, brillantes, suaves, intensos, dando forma, creando imgenes que algo en ti despiertan. Estas cualidades te permiten leer el libro de muchas maneras: de principio a fin, por los ttulos que ms te atraigan, por temas, al azar, es decir, como t quieras.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento28 may 2013
ISBN9781463354831
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    Las Colchas De Las Abuelas - Marco Antonio López López

    Copyright © 2013 por Marco Antonio López López.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2013905908

    ISBN:   Tapa Dura               978-1-4633-5482-4

                 Tapa Blanda            978-1-4633-5484-8

                 Libro Electrónico    978-1-4633-5483-1

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Fecha de revisión: 12/04/2013

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    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    463323

    ÍNDICE

    Dedicatoria

    Presentación

    Algunos comentarios

    Introducción

    De la familia primera

    El guardián del huerto

    Los sesenta y nueve de Cuquita

    Una tardia explicación

    Un viejo juego de nios

    Un niño, un hermano mayor

    Un amor inconfeso

    Ah que Chuy!

    Me hizo falta una hermana

    Del amor y la segunda familia

    Ven tristeza

    Solicitud a Seño rita Adriana

    La niña de Tepetlacalco

    Y te busqué

    La maestra y las preposiciones

    Las palabrotas

    Cuando uno se acerca

    La historia de las historias de la historia o cuando yo te he visto

    Los cielos nocturnos

    De reflexiones diversas

    Un libro para Juan José (crónica)

    Me gusta la gente de papel

    Sus voces han sido mi voz

    Los andares de Julieta

    Maestras, estoy triste

    A los árboles, en la distancia

    Los pequeños goces

    Palabras perdidas

    De variedad es

    Gracias Operadora de Viajes

    Yo no creo que mal diga si lo maldigo

    Los palíndromos

    Encontrarse en el reflejo

    Un cuento corto

    Del trabajo lúdico

    Hablemos del potencial de los niños y niñas

    Por qué recordamos a las educadoras?

    Aprendiendo de los pequeños

    No tiene que ser as

    Las calaveritas

    Anexos

    Eran muy muchachos

    Los establos en la Ciudad de México

    A veces me pregunto

    Por qué un libro es el mejor regalo?

    Dedicatoria

    Para María del Refugio López Torres

    Cuquita, con amor

    Para Adriana Silvia Bernal Gracida

    Ady, con amor

    Me senté a deshojar palabras y encontré que había

    unas bellas, tiernas y alegres, otras más eran tristes

    y violentas, unas eran antiguas y otras comenzaban

    a nacer, también había algunas palabras poco conocidas y

    por supuesto estaban las cotidianas, la variedad era enorme.

    Espero que este libro se llene de palabras

    posibles y quizá, también imposibles.

    Marco Antonio López López

    Presentación

    "Yo no soy yo,

    si no soy mi abuelo también"

    Jorge Luís Borges

    Como ya pudiste advertir, este libro se llama Las colchas de las abuelas, lo quiero subrayar porque desde el título algo íntimo se presiente, la memoria se mueve, porque la mayoría de nosotros tenemos bellos recuerdos de las abuelas, el aroma de una taza de chocolate, bellas cosas surgiendo de sus manos: una mantilla, un suéter, una colcha o una caricia amorosa que te llenó de seguridad.

    Como las colchas que se hacen uniendo pequeños cuadros, este libro contiene pequeños retazos de vida, vistos a través de la memoria, convertidos en palabras para leer, para compartir, para vivir. Hilos de colores claros, brillantes, suaves, intensos, dando forma, creando imágenes que algo en ti despiertan. Estas cualidades te permiten leer el libro de muchas maneras: de principio a fin, por los títulos que más te atraigan, por temas, al azar, es decir, como tú quieras.

    La urdimbre en este libro son las historias de familia, cotidianas, del diario vivir; en ellas se descubre al hijo, hermano, esposo, docente, amigo, escritor o viajero; con él dialogas, afirmas, discutes, discrepas o simplemente conoces.

    Así, al ir avanzando en la lectura me fue imposible no sentir tristeza cuando leí Una tardía explicación. Llenarme de nostalgia con Un amor inconfeso. Con Los andares de Julieta compartir la decepción y el enojo. Necesidad de alzar la voz para repetir también: No tiene que ser así. Entrever el amor en Ven tristeza, La niña de Tepetlacalco, Y te busqué, por mencionar algunos textos. La indignación en Gracias Operadora de Viajes o en Maestras, estoy triste. Crear imágenes con El guardián del huerto y Los 69 de Cuquita. Agradecer por las hermanas y hermanos que tengo con Me hizo falta una hermana.

    También compartí el amor por la naturaleza y a su creación en Los cielos nocturnos, A los árboles, en la distancia y en Los pequeños goces. Reconocí al ávido lector en Me gusta la gente de papel y en Sus voces han sido mi voz. Al amante de las palabras en todas las historias, pero particularmente en Los palíndromos y en Palabras perdidas. Seguramente lector, algo semejante te ocurrirá a ti.

    Así como al autor a la sombra del huerto, al amparo de un ángel se le despiertan sus recuerdos, yo al abrigo de las colchas de las abuelas dejé que la voz del ayer se hiciera audible y dibujara en mi memoria mis propios recuerdos…

    Leticia Elizabeth Bernal Gracida

    Algunos comentarios

    El guardián del huerto merece un aparte de lo que he leído de tus escritos. Me parece una joya de narración; tan descriptible y tan tangible que me sentí en el huerto. Recorrí todos sus rincones, comí de sus frutos, me asomé a la noria, pasé un día delicioso.

    Tu narración tan bien descrita me hizo recordar cosas familiares y mi propia casa, mi infancia; su aguamanil, su gallinero y un inmenso ropero. Tú dices escaparate, yo digo trastero donde se guardaba la loza y para más mérito, mi abuelo con sus propias manos construyó. Había un mueble grande donde mi papá guardaba sus herramientas, pues era plomero. También en mi casa había árboles frutales y un lavadero en el patio. Éstas y muchas cosas más me hizo recordar El guardián del huerto. Me encantó leer tu historia, pasé momentos muy agradables con tus escritos, disfrutando sus bondades.

    Gracias Toño por permitir sumergirme en este escrito y que hermoso es tener un guardián como el que tienes en tu huerto. Felicidades por tus aptitudes, explótalas; yo disfruté de una lectura agradable y bella. Te saluda con afecto. Tere de Martínez.

    El guardián del huerto. Un relato bello y descriptivo que te lleva a imaginar el huerto, al olor de sus flores y a saborear sus frutos. Un relato lleno de nostalgia y de recuerdos.

    Sus voces han sido mi voz. Me pareció encantadora la lectura. Tuviste habilidad y certeza para introducir las frases. Me llevaste a la reflexión, a la risa, a la introspección; a la nostalgia de los tiempos en que realicé alguna de las lecturas que haces mención; a querer volver a releer para encontrar esas frases, a leer los que no he tenido oportunidad de hacerlo. Te felicito sinceramente. Dalila Pérez Valle.

    ¿Por qué recordamos a las educadoras? Es una hermosa reflexión y reconocimiento a las docentes del nivel preescolar. ¡Cuánto hace falta este reconocimiento! Porque efectivamente, con ellas hubo la oportunidad de avanzar en algunos de nuestros primeros aprendizajes; nuestros talentos fueron promovidos y comenzamos a descubrir la vida.

    Me es grato darme cuenta que el autor, de quien reconozco su enorme preparación y compromiso con el nivel preescolar, proyecta en sus palabras amor, humildad y respeto por todas las que están frente a un grupo de niños pequeños. Gracias por compartir. Carolina González de la Torre.

    Me hizo falta una hermana. Toño, al leer sobre tu hermana, es recordarte cuando te conocí como maestro de psicología, al hablar de ella hablas de ti mismo, creo que siempre te ha acompañado en tu parte femenina y las mujeres que hemos estado a tu alrededor nos ha tocado el rol de esa hermana. Fátima del Rosario Regalado Andrade.

    Palabras perdidas. !!Que padre escrito!! Cada vez escribes mejor !!Que imaginación!! Filiberto López López.

    Palabras perdidas. En verdad nunca pensé que escribieras algo así, desde luego con tanta creatividad, espero que nunca nos dejes de escribir ideas asombrosas. Daniel López Martínez.

    Palabras perdidas. OOOOooo°°°OOOOooo me agradó estar tonteando, nada en especial…, bueno sí, agradezco al palabreador por instituir el día de la independencia de la palabra kalabra.

    A veces me pregunto y Los establos en la Ciudad de México. Son dos relatos que conforman una categoría diferente a su ensayo sobre educación: No tiene que ser así. Logra usted dos voces, una ligera y amable, otra densa y admonitoria. Ambas se dejan leer.

    Los andares de Julieta. ¡Bien por sacar los textos del archivo! No he podido dejar de pensar en el Mar de historias de Cristina Pacheco, la parte humana en la existencia de quienes habitan la gran urbe, tan megalópolis que invisibiliza estas historias que luego nos tienen que ser contadas, gracias por las palabras y las intenciones. Jorge González García.

    Maestras, estoy triste. Tu reflexión me hizo sentir culpa, no la que tiene que ver con mis fallas de conocimiento, sino con aquella de cada maestro: apasionarme creyendo que tenía EL SABER y así habérselos trasmitido, además de haberles exigido a algunos lo que tanto reclamas en tu escrito: tareas que no revisé, ni retroalimenté. Lo peor es que ni siquiera me disculpé. Adriana Fuentes Posadas.

    Introducción

    Verba volant, scripta manent

    Proverbio latino

    Una colcha es una prenda que se pone en la cama encima de todas las demás ropas, para el buen aspecto de ella. Sirva de base esta definición para mencionarles que hubo un tiempo en que nuestras madres y abuelas, entre tantas habilidades, elaboraban sus propias colchas. En especial quiero enfatizar las que se tejían con estambres de uno o varios colores o se diseñaban con retales. Éstas tenían dos características distintivas: por un lado eran producto de un laborioso trabajo privado, personal, acaso íntimo; en su construcción creaban o buscaban los retazos de tela que se acomodaran mejor unos con otros; pedazos en los que lograban conjuntar y exhibir un entramado agradable a la vista; con paciencia cortaban o con mayor frecuencia tejían cuadros simétricos, a veces con una flor en medio; después los unían para formar la colcha. Por otro lado, terminarlas conllevaba el deseo de mostrarlas y lucirlas, tanto a personas de la familia como a las visitas de ocasión.

    Para algunas de nuestras madres y abuelas, el uso del tiempo tenía un significado diferente al que actualmente le otorgamos; me parece que no había tantos distractores, pues la apreciación de lo que hacían, el cómo, por qué y para qué, contenían ideas que en el presente poco se aprecian. Dejaban un poco el diario trajín y sin ser pintoras, diseñadoras o escultoras de profesión, si se manifestaban como mujeres creativas, trabajadoras, hacendosas, prácticas, reflexivas y…disfrutaban la vida a su manera.

    Quizá por sus edades, ustedes no sepan de que colchas les hablo, tal vez no llegaron a verlas y apreciarlas, o no tuvieron madres y abuelas artesanas, o pudiese ser que sus intereses estuviesen en otros lados, en realidad no importa; lo que quiero establecer es que decidí este título porque corresponde a la idea con la que pretendo dar cohesión a mis escritos, me parece una buena comparación con el proceso para elaborar esas colchas. La relación concreta es que yo creo que la vida puede ser vista como un conjunto de momentos, de instantes, de aprendizajes, de imágenes en cuadros, de vivencias y experiencias que sin dejar de ser específicas de un contexto, un tiempo o de una situación particular, integran una vida, son huellas y trazos que expresan quiénes somos.

    En lo personal, escribí disfrutando el proceso de construcción de cada historia y realmente me sentía contento cuando veía que las hojas de papel se cubrían con palabras pensadas y vueltas a pensar; aun cuando reconozco que muchas veces sufrí de ansiedad por no estar convencido de la claridad en ciertas frases; si aún escribiéramos con palimpsestos, este sería uno muy raspado, pues fue un constante buscar que la urdimbre tuviese hilos resistentes y coloridos, éstos los encontré en las palabras de varios autores y en las voces de la gente de papel; usé los recursos de infinidad de mentes. Por cierto, la lectura en voz alta me permitía escuchar la cadencia de las ideas para luego rehacerlas o deshacerlas y me alegraba al poner el punto final a cada una de esas partes que forman lo que está encima de todo y que ahora se las mostraré en su aspecto final.

    ¡Ah! pero ¿ustedes las pueden encontrar interesantes? Espero que así sea; en este caso, posiblemente se percaten que principalmente son reflexiones basadas en engarzar recuerdos, historias de familia, amores y formas de mirar el tiempo en que me tocó vivir; son narraciones que unen lo real con la imaginación; yo pretendo que estén en armonía, es decir, son escritos diferentes en el tema y a su vez simultáneos, por estar reunidos en un mismo espacio personal, fue una forma de configurar mi propio mapa. Son textos con ironías y a veces notarán muchas contradicciones en la exposición de uno con el otro. A ratos, notarán el uso de ideas, palabras o expresiones que ya son poco utilizadas, pero a mí me gustan y es una forma de no extraviarlas.

    Observarán que no mantengo una cronología constante, porque no lo considero fundamental para

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