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Espléndida y bien planificada, con impresionante arquitectura, jardines y calzadas que conectaban islas artificiales sobre el lago de Texcoco, la capital tenochca representaba la supremacía del Imperio mexica en Mesoamérica. Entre pirámides, templos y espacios ceremoniales, México-Tenochtitlan albergaba los sitios más sagrados de un inmenso territorio en el que llegaron a habitar hasta cinco millones de personas, en cerca de 300,000 kilómetros cuadrados: desde los actuales CDMX, Estado de México, Hidalgo, Puebla y Morelos, hasta Veracruz, Guerrero, Oaxaca y la costa de Chiapas.
En el corazón de la gran Tenochtitlan, la Casa de las Aves (Totocalli, en náhuatl) era uno de los espacios predilectos del emperador Moctezuma Xocoyotzin hasta el fin de su reinado y la culminación de la Conquista, en 1521. Con una diversa colección de especies animales provenientes tanto de las áridas tierras del norte como de las exuberantes selvas del sur, este antiguo zoológico simbolizaba el control e influencia mexicas sobre los pueblos y territorios mesoamericanos, así como la extensa red de tributación que habían establecido a lo largo y ancho de su imperio.
“En el pensamiento occidental europeo, el zoológico es un lugar de esparcimiento donde la gente se divierte y observa animales. Pero en el contexto mesoamericano, la fauna está relacionada con deidades cósmicas, como el sol y la luna;