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CUENTA FERNANDO ARAMBURU (San Sebastián, 1959) que, cuando se aburría en clases de Matemáticas o Física y Química, sacaba a escondidas el libro de Literatura para leer los poemas de Federico García Lorca. No mucho después, decidió que sería escritor. Licenciado en Filología Hispánica, compaginó su trabajo como docente con una prolífica creación de, primero, poesía y luego novela que le granjeó cierta fama, premios y el suficiente arrojo para decidir, con 50 años, que no iba a hacer otra cosa. Solo escribir. Siete años después, fruto de una suerte de retiro forzado por una crisis económica mundial que frenó toda actividad, también la cultural –incluidos los bolos literarios o colaboraciones periodísticas que la servían para paliar la ausencia de un salario fijo–, publicó Patria, un fenómeno que cambió su vida para siempre.
Su último libro llega ahora, (Tusquets Editores), una ficción en torno al dolor que provoca la pérdida de un hijo construida sobre una trágica historia real: la explosión accidental