El ritmo de vida actual impone una sorprendente flexibilidad emocional. Estamos prácticamente obligados a ser funcionales en todo el año (independientemente del clima y de los factores externos), vivimos rodeados de estímulos que luchan desenfrenadamente por llamar nuestra atención. Y por si todo eso fuera poco, nuestros sentimientos parecen estar encerrados en una caja de zapatos, mientras las relaciones están tan organizadas que sólo pueden ser “políticamente correctas”.
Si bien externamente, nuestras caras están sonrientes y amables con nuestros compañeros de viaje, de trabajo, de ruta, pero ¿qué está pasando en el océano de nuestro interior?
Hace más de 70 años, el Dr. Edward Bach, en la región de Gales, Reino Unido, desarrollóemocionales negativos. Posteriormente se llamaron “Flores de Bach”, y se consideran poderosos estabilizadores emocionales dentro de las terapias naturales. Pero para equilibrar las emociones primero hay que volverse “astronautas” de nuestro espacio interior, escuchar lo que nos pasa, cómo nos sentimos frente a las situaciones externas.