HONESTAMENTE, NO ME ESPERABA que esté nuevo Mustang se condujera tan bien. Sesenta años después de que iniciara el boom americano de los pony cars, el primo más asequible, compacto y deportivo del muscle car, vuelve a por más. Sus rivales de toda la vida, el Chevrolet Camaro y el Dodge Challenger, han tirado la toalla, y los vientos en contra de las normativas dicen que el camino a seguir no son los motores de ocho cilindros, sino los enchufes y los cables. El Mustang de 2014 fue el primero con volante a la derecha y suspensión trasera multibrazo, dos claves que le ayudaron a convertirse en el deportivo más vendido del mundo en la última década.
SE ACABARON LOS PRELIMINARES
De repente… ¡Ping! ¡Listo! Como si el microondas nos avisase de que nuestra comida ya está caliente, así nos encontramos de frente al pony en la calandra del Mustang. El primer vistazo al diseño y a la hoja de especificaciones sugiere que esta séptima generación está, en efecto, siendo conservadora. Pero hemos salido de la autopista 1, al norte de San Francisco, hacia las interminables curvas de la autopista Panoramic y me sorprende lo mucho más ágil y unido que se siente mientras que nos movemos por esta tortuosa topografía.
Mi instinto me dice que