¿Por qué estudió derecho?
Mi padre, Rodolfo Cruz Miramontes, fue un gran jurista, escritor, abogado independiente y, en algún momento, director jurídico del Instituto Mexicano de Comercio Exterior, de Aeroméxico y de Azufrera Panamericana. Había una vida jurídica muy clara en el entorno familiar, un entorno de libros, pues él tenía una biblioteca importante y las conversaciones versaban siempre sobre temas literarios o sobre arte, música y vino.
Él nunca me presionó para estudiar derecho, ni a mí ni a mis dos hermanos, ni a mis dos hermanas. Eso se lo agradezco infinitamente, porque muchas veces existe la idea de continuar la tradición y heredar el despacho. Dos de mis hermanos resultaron músicos; el mayor, que en paz descanse, ganó un Grammy al mejor ingeniero de sonido de música latina; el otro músico es doctor en acústica de salas y fue quien hizo el rediseño del Grand Palais de la Ópera Garnier en París y de varias de las áreas de la Filarmónica de esa ciudad.
Yo pensaba más bien estudiar medicina veterinaria; pero más por los temas de salud. Sin embargo, siempre fui un ávido lector, muy aficionado a los libros. Me acuerdo exactamente del momento en el que decidí estudiar derecho: fue en el Centro Histórico. En casa acostumbrábamos ir ahí a caminar casi cada fin de semana.