Fallen Leaves
Kuolleet Lehdet (Finlandia, 2023, 81 min.). Dir.: Aki Kaurismäki. Int.: Alma Pöysti, Jussi Vatanen, Martti Suosalo, Alina Tomnikov. COMEDIA DRAMÁTICA.
Pocos cineastas en activo son capaces de resumir la historia del melodrama clásico en 80 minutos. En las imágenes de Fallen Leaves discurre la melancolía de las dos almas solitarias de Breve encuentro; la fatalidad del azar, acorazada contra la fuerza del amor, de Tú y yo; o el milagro de ver, de poder tocar y ver el corazón del otro, del final de Luces de la ciudad. Tal vez sea Chaplin, nombre con el que Kaurismäki bautiza al perro que acompaña este romance, la mayor influencia de esta extraordinaria película, aunque el cineasta finés nunca lo utiliza como escudo protector: como Ozu o Bresson, lleva años perfeccionando su propio método de trabajo, hasta el punto de que bastaría ver dos o tres imágenes de un film para reconocer su autoría.
El cine social ideal. Es el placer de regresar a lo idéntico. De comprobar cómo la repetición de motivos y personajes le ha servido a Kaurismäki para depurar aún más su estilo. En la llamada Trilogía del Proletariado, formada por Sombras en el paraíso, Ariel y La chica de la fábrica de cerillas, había un nihilismo que, ya en Le Havre, y ahora en Fallen Leaves, parece haber dejado paso a un optimismo romántico, en el que la empatía y la solidaridad entre los desfavorecidos –el robo de unos yogures caducados como gesto de rebelión– conduce a la esperanza. Kaurismäki hace el cine social con el que todos habíamos soñado: sus protagonistas son víctimas del capitalismo neoliberal, las noticias sobre la Guerra de Ucrania suenan en la radio, pero la precariedad de su entorno no impide que sigan intentando amarse, y que ese amor, que se sustancia en una singular combinación de colores vivos, diálogos lapidarios y un sentido del humor lacónico, trascienda lo que conocemos como realismo.
Emociones a prueba de todo. Si la pareja protagonista de Fallen Leaves (la operaria de una fábrica y un alcohólico en proceso de redención) se enamora en los lugares más insospechados –un karaoke, o un cine en el que proyectan Los muertos no mueren, como si una película de zombis de Jim Jarmusch fuera la fotografía ideal para enmarcar una primera cita– no es tanto para demostrar su excentricidad, sino para sentar cátedra sobre la pureza de sus emociones: al margen del tiempo y del espacio, en una Helsinki analógica, dos hojas caídas pueden vencer los seis grados de separación que les impone el viento, y compartir sus afectos como si el futuro fuera posible. Sergi Sánchez
Más información en pág. 76
ESTRENO: 27 DICIEMBRE
PARA LOS AMANTES DE UN CINE LUMINOSO.
que haya un cineasta que pueda ser, a la vez, Chaplin y Bresson.