Claudio Ptolomeo es el padre de la geografía y la cartografía modernas. Poco o nada se sabe de él, más allá del hecho de que vivió en el siglo ii en Alejandría y legó al mundo una de las obras científicas más influyentes y longevas de todos los tiempos, la Geogra fía. El mundo de Ptolomeo era, naturalmente, mucho más pequeño que el de Magallanes. Sin embargo, y a pesar de las enormes limitaciones prácticas y teóricas de la época, el mapamundi del geógrafo griego perduró como el canon cartográfico indiscutido en Occidente durante 1300 años. En la larga «noche» de la Edad Media, la ciencia geográfica apenas experimentó progresos reseñables y, en el alba de la era de los descubrimientos, el mapa ptolemaico seguía siendo la espina dorsal de la difusa idea que del planeta Tierra tenían científicos, aventureros y exploradores.
Los cálculos, meritorios pero erróneos, de Ptolomeo acerca de la circunferencia de la Tierra animaron a Cristóbal Colón a hacerse a la mar en busca de las Indias a través de la inédita ruta occidental. Asimismo, nutrieron las ambiciones de Fernando de Magallanes para hollar, siguiendo la misma ruta, la