Pocos conflictos en el último siglo han generado tantos análisis, estudios y noticias diarias como el que gira en torno a la cuestión palestina e Israel. La razón de ello es que este es un conflicto de muy larga duración, no resuelto, que se ha ido complicando, haciéndose cada vez más intrincado y enconado, llegando a parecer incomprensible e irresoluble. Además, es un conflicto que genera muchas pasiones, tanto en el territorio disputado, como en la región y a nivel internacional.
No es un conflicto religioso sino político, aunque los implicados hayan instrumentalizado la religión y tenga lugar en un territorio con una fuerte conexión con la historia de ciertas creencias. Tampoco es un conflicto que se remonte a la antigüedad bíblica, como intencionadamente propugnan analistas mesiánicos; es el producto de hechos recientes que podemos situar a finales del siglo XIX y a lo largo del siglo xx.
Todo esto ocurre en el este del