n el poema épico germánico del siglo xiii, el valiente Sigfrido, cazador de dragones y semidiós, es alanceado a traición por el burgundio Hagen Tronje. Al día siguiente, cuando el cuerpo del héroe queda expuesto ante la corte y su matador se acerca al ataúd para presentar hipócritas condolencias, de la herida mortal de Sigfrido brota la sangre. Esa fue la prueba, «el gran milagro que ocurrió entonces, dice el Cantar, porque cuando el asesino se acercó al muerto, la sangre afloró palpitante de su llaga abierta». Una versión expresionista y naif de la escena ses: (1924), accesible en la plataforma Filmin.
De la cruentación a los juicios de Dios
Oct 20, 2023
3 minutos
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