Los asesinos de la luna
Killers of the Flower Moon (EE. UU., 2023, 206 min.). Dir.: Martin Scorsese. Int.: Leonardo DiCaprio, Robert De Niro, Lily Gladstone, Jesse Plemons. WESTERN.
En Los asesinos de la luna confluyen, por un lado, el interés épico que Scorsese demostró en Gangs of New York por arrancar de cuajo las raíces históricas del sangriento árbol genealógico de Estados Unidos, y, por otro, su fascinación por la delincuencia gregaria y patriarcal que films como Uno de los nuestros o Casino identificaban como código genético del capitalismo neoliberal. En esa confluencia está el retrato de un país cuya tradición cultural no puede entenderse sin el uso sistemático de la violencia. El neoclasicismo de Los asesinos de la luna está iluminado por el espíritu de esos westerns progresistas –títulos como Pequeño gran hombre o Soldado azul– que el Nuevo Hollywood facturó para renovar la dimensión política del género, aunque las enormes ambiciones de Scorsese, propias de un entomólogo de la Historia que no se conforma con denunciar una sola masacre, ponen el acento en el genocidio de todo un pueblo, lento y calculado, para perpetuar el enriquecimiento de las élites. Hagan cuentas, y verán, pues, dónde nace el trumpismo que tomaba ‘quaaludes’ en El lobo de Wall Street.
Horizontes de grandeza. Lo más sorprendente de esta epopeya inabarcable es que Scorsese, que a veces se deja llevar en exceso por la sobredosis de información histórica, ha hecho un western sustentado en la palabra. Un western, podríamos decir, de cámara, donde los conflictos se desatan o se resuelven en interiores sombríos, y el relato se despliega bajo una doble historia de dominación: la que ejerce el cacique y patriarca de la comunidad criminal del condado de Osage (un Robert De Niro un puntito sobreactuado) sobre su sobrino y mano derecha, un pelele de manual (Leonardo DiCaprio), y la que este practica (con creciente tormento y culpa) con su mujer, una india de carácter resolutivo y con la dignidad como bandera que, mala suerte, lo ama ciegamente. Es muy hermoso que, en una película tan apabullante en su análisis macrohistórico, lo que más importe al final sea un gesto, un rostro, una actriz llamada Lily Gladstone. Es en el ser y existir de ese personaje, en su dolor sabio y sacrificado, que Los asesinos de la luna, que se cierra con un brillante epílogo radiofónico, alza el vuelo: tal vez porque su historia, que certifica la transformación del western épico en melodrama sufriente, encarna la resistencia y la nobleza de todo un pueblo. Sergi Sánchez
Ent. con Leonardo DiCaprio en pág. 48 Rep. con Martin Scorsese en pág. 52
ESTRENO: 20 OCTUBRE
PARA AMANTES DE LA DENUNCIA HISTÓRICA TALLA XXL.
Lo mejor: Lily Gladstone en una interpretación modélica, que sintetiza la fuerza, dramática y política, del film.
a veces, su densidad