Aveces la ansiedad nos puede y acabamos asaltando la nevera o la despensa buscando consuelo rápido e inmediato en la comida, y claro, en estos casos lo que nos apetece son dulces, hidratos, fritos... alimentos que tenemos que evitar a toda costa.
Lo ideal en estas situaciones es, primero, saber reconocerla. Realmente no tenemos hambre, comer es una forma de olvidar, o calmar esa sensación. Realizar respiraciones profundas, intentar relajarnos y pensar en