Vamos a viajar al París de la Belle Époque, el del Moulin Rouge, las lámparas de gas y los coches tirados por caballos. El París donde el café desplazaba al salón como epicentro de la vida social. Cuando los teatros, los cafés y las redacciones de periódico se esparcían por los grandes bulevares del bullicioso centro parisino.
París se había convertido en un escenario lleno de chisteras y corsés, de levitas y vestidos largos. Una vida social de opereta en la que bullían las artes y