“… Es ella”, repiten, lo bastante alto como para que escuchemos la siguiente parte: “Esa zorrita de TikTok”.
Sluzza, por si no lo sabes (yo no lo sabía), significa esencialmente zorra. Pero Kali, la rubia de 1.70 metros y 25 años a la que se refieren (también conocida como kali.sluzza) no se ofende. Se da la vuelta y empieza a bromear con los hombres. Ellos se quedan embelesados. Es viernes, les espera toda una noche de desenfreno y esos gritos –que cualquier otra persona podría considerar insultos– forman parte de su *marca*. Son momentos como estos los que pagan sus cuentas. Y durante las próximas semanas me sumergiré en su mundo.
“Los chicos me gritan: “¡Sé un gato, sé un gato!”, mientras yo estoy sentada pensando: ‘Oigan, anoche tuve dos vergas dentro de mí’”. Esta anécdota de lo que pasó después de un memorable trío el miércoles por la noche, cuando Kali tuvo que ir directo a trabajar como niñera, resume lo que es estar en su compañía: “Siempre he sido así… No sé cómo me meto en estas situaciones”, confiesa. Cuando reproduzco la grabación de audio de nuestra salida esa misma semana, siento que es como escuchar una noche de fiesta con mis amigos. Estamos apretados en una mesa de madera, un viernes por la noche en Soho, y también está Rhys (conocida como chezablonde), otra creadora de TikTok quien llegó con un vestido rojo y botas vaqueras; los de la mesa de al lado le dijeron, casi de inmediato, que estaba buenísima. Mi transcripción es un lío de gritos de alegría y aplausos entre ambas chicas por la cosa inteligente, divertida o acertada que una u otra acaba de expresar.
Ambas se unieron a TikTok: “Todo mundo decía: ‘Dios mío, no lo sabíamos’. La reacción fue muy intensa, no pensé que sería tan fuerte”, admite. Y cuanto más me hablaban de ellas, más me daba cuenta de lo mucho que están apoyando a la gente. “Recibí muchos mensajes diciendo que les había ayudado con su transición. Hablo mucho de cosas de las que no suele hablarse: el sexo como mujer trans, lo que ocurre en el dormitorio y la fetichización de las mujeres trans, porque nadie sabe lo que se siente a puerta cerrada. Empecé a darme cuenta de que nadie hablaba de estas cosas (sexo y placer femenino). No tenemos estas conversaciones en la escuela o cuando somos más jóvenes”, añade Kali.