s una de las dinastías más mediáticas. Los Tudor han inspirado novelas, películas, series y hasta dos obras maestras, como , el drama de William Shakespeare, o la ópera , de Gaetano Donizetti. El rey que ejerció el poder más absoluto entre todos los monarcas ingleses y Ana, su segunda esposa, son personajes tan atractivos como polémicos. Sexo, ambición, escándalo y muerte planean en su breve pero trascendente relación. Un manual de pulsiones encarnadas en dos seres que dieron un giro de timón a la historia de su tiempo. Pero ¿quién era Ana Bolena? Mártir para unos, símbolo de la perversidad para otros, su auténtico perfil es mucho más rico, poliédrico. Culta, brillante, astuta y tenaz, aquella joven de belleza y modales renacentistas se convirtió en objeto de deseo del rey. A Enrique VIII no le tembló el pulso para tratar de anular su matrimonio con Catalina de Aragón, de quien no había tenido descendencia masculina. Ante la negativa del papa, el monarca rompió con Roma. ¿Cuánto de Ana hubo en esas maquinaciones que desafiaron las leyes divinas y condenaron a la propia reina Catalina al ostracismo? Consumada la ruptura, Enrique se autoproclamó jefe de la Iglesia de Inglaterra y secularizó los bienes eclesiásticos. Su nueva esposa, Ana Bolena, triunfadora en aquel complejo lance, adoptó un lema en su coronación: “La más afortunada”. No contaba con el talante voluble, mujeriego y tiránico del monarca, que pronto afectaría a su propio destino, al no llegar el ansiado heredero. Paradójicamente, Isabel, la hija de ambos, se convertiría en una de las grandes soberanas de Inglaterra. Su madre no viviría para verlo. Las falsas acusaciones de adulterio fueron el instrumento utilizado por el monarca para llevar al cadalso a Ana Bolena, la “infortunada” reina de los mil días.
La reina de los mil días
Jul 19, 2023
1 minuto
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