Mil y mil veces exhaló el último suspiro de la Dame aux Camelias, de L ‘Aiglon, Phédre, La Tosca, Adrienne Lecoitvreur, Théodora.
Murió como ninguna actriz antes de ella se había atrevido a morir, cautivando a millones de espectadores en Francia y en el mundo a lo largo de innumerables giras triunfales por los cinco continentes. Y por supuesto, el más ardiente deseo de la también llamada Reina de la actitud y Emperatriz de los gestos era fallecer en el escenario. Poco le importaba que fuera en su propio teatro enParís o enalgún otro del planeta.
“¡Moriré en el escenario, es mi replicó soberbia a la Reina Mary, esposa del Rey George V de Inglaterra quien, al verla muy pálida y agobiada, había cometido la imprudencia de aconsejarle unos días de descanso.