Durante los últimos tres siglos China ha estado de espaldas al mar, y es que en todo este tiempo los chinos no solo no han sido una potencia marítima, sino que apenas han tenido flota militar. De hecho, toda la doctrina militar china se ha basado en proteger mediante su ejército terrestre a su núcleo industrial ubicado entre el río Amarillo y el río Yangtsé. Sin embargo, con la entrada del siglo XXI el gigante asiático ha comprendido la importancia de controlar sus mares, y sobre todo las rutas comerciales, de las cuales depende toda su economía, ya que a través de ellos exporta todos los productos que produce su industria e importa los recursos naturales y energéticos necesarios para que esta funcione. En otras palabras, hoy por hoy el 46 % del PIB de China depende del tráfico marítimo.
Esto ha llevado al país a comenzar a botar barcos de guerra a una velocidad nunca vista antes en la historia. De hecho, la armada china ya cuenta con más barcos que la armada de EE UU, si bien es cierto que tanto en tonelaje como en tecnología la flota estadounidense aún es muy superior. Por ello, China ha dejado de tener una marina costera y ya cuenta con una auténtica marina oceánica. Con esto aspira a convertirse en el centro económico y comercial planetario. Su armada no solo ha crecido en cantidad, también en calidad. El gigante asiático ya cuenta con tres portaaviones, uno de ellos de diseño totalmente original y con submarinos nucleares.
Todo cambió en 2010, cuando China superó en