FUNDIDO: BIRMINGHAM (INGLATERRA), 1989
Vemos a un chico. Tiene 13 años y el pelo negro y liso. De cuerpo delgado y sonrisa traviesa. Le vemos subirse al autobús con sus compañeros. Está de pie en la parte de atrás con ellos cuando se suben unos hombres al bus. Ladrones. Se acercan a los chicos. Los ponen bocabajo y les quitan las carteras. No llevan armas. Solo son mayores y más grandes. Mientras le está quitando la cartera, uno de los ladrones lo ve sonreír.
LADRÓN #1
¿Por qué sonríes?
CHICO
Es la primera vez que me roban. [Pausa] Mola.
El hombre lo mira y ¡pam! le da un puñetazo en la cara. Durante el tumulto que sigue, el chico consigue escapar. Pero llega la poli, llevan al chico a casa y lo acompañan hasta la puerta, donde le espera su padre, que lo mira como si le fuera a pegar otra vez él.
El padre del chico es carnicero, el padre de su padre lo era también, y el padre del padre de su padre también lo fue, todos carniceros en la familia. Pero el chico no quiere ser carnicero. Va a la tienda los sábados y gana poco menos de una libra la hora cortando grasa y huesos mientras piensa: “No”. En clase le pasa lo mismo, no presta atención. ¿Por qué iba a hacerlo? La tienda, la escuela, todo son planes B, y un plan B es solo una excusa, ¿no es así? Excusas para no hacerlo. Después de que le hayan atracado, el chico tiene un plan: va a conseguirlo.
El muchacho convierte el garaje de su padre en un dojo. Mueve las motos a un lado y en su lugar coloca sacos de boxeo y un makiwara junto a un póster de Bruce Lee. Bueno, más bien un altar. La efigie observa al chico mientras entrena. También lo ve devorar las revistas y y todos los vídeos de artes marciales que entran en casa. Cuando aprende a conducir, va de videoclub en videoclub buscando más. ¿Quién tiene la última de Van Damme, la última de Chuck Norris, la última de Jackie Chan? En la mente del chico empieza a tomar forma un sueño: ser el próximo Van Damme, el próximo Chuck Norris, el