arís, algún momento entre 1897 y 1900. Desde las ocho de la tarde, las aspas del Moulin Rouge ya giran. Hacia las nueve y media empiezan a salir los espectadores del primer turno, que han pagado menos, mientras dentro sigue sonando el cancán. Quizá sea el celebérrimo “Galop infernal”, de (1858), que hace que las piernas de las bailarinas den brincos a un ritmo vertiginoso, para goce de los hombres, que ven sus muslos asomar. A esa hora vuela el champán, y la flor y nata de la burguesía parisina se deja llevar. Un hombre de metro cincuenta y dos, enclenque, se tambalea entre las mesas. Es Henri de Toulouse-Lautrec, el genio del posimpresionismo y uno de los pintores más cotizados de los que entonces pululaban por Montmartre. A esas alturas de
JOSEP OLLER EL HOMBRE DETRÁS DEL MOULIN ROUGE
May 17, 2023
5 minutos
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos