Silencio, complicidad, negación, vergüenza y falsedad se tejen alrededor de los delitos sexuales. Una realidad que revela los caminos resbaladizos que, luego de un acto de esa naturaleza, toma el silencio. Los niños callan y los padres ensanchan el silencio. Es la razón por la que existe una cifra negra en los índices de este penoso y lacerante drama para la sociedad: los silencios no cuentan ni traducen cifras reales. Números que harían perder la esperanza de un mundo mejor, más justo, más amable. La razón más poderosa para ocultar esos hechos es que la mayoría sucede entre las sombras de una habitación, en la que un niño se siente seguro. Es ahí donde papá, hermano, abuelo, primo, amigos y hasta la propia madre se atreven a entrar rompiendo el cauce de una vida.
Según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública (Envipe) 2021 de Inegi, en relación con la cifra negra, en 93.3% de los delitos no hubo denuncia o bien la autoridad nunca abrió una carpeta de investigación. “Los mexicanos denunciaron solo 10.1%, o sea, quedaron registrados 2 millones 788 mil delitos, de los cuales el MP inició una carpeta de investigación en el 66.9% de los