Psico ACTUAL
Es normal que todo ser humano se preocupe por la imagen que proyecta hacia sus semejantes y que invierta cierta cantidad de tiempo y esfuerzo para adquirir su guardarropa, cambiar de peinado o mejorar su apariencia. Sin embargo, resulta preocupante cuando esta conducta se vuelve obsesiva y autodestructiva, por lo que se recurre a numerosos tratamientos de embellecimiento, dietas, asesores de imagen o cirujanos plásticos sin quedar conforme con los resultados aunque, eso sí, con una vida social y economía personal muy desgastadas.
■ Evidentemente, el que la preocupación por la autoimagen se convierta en elemento central de anhelos, conversaciones y actividades puede deberse en gran parte al culto hacia los estereotipos y la apariencia personal que predomina en la sociedad contemporánea pero, sobre todo, puede tener sus raíces en la predisposición personal a sufrir una condición llamada síndrome de distorsión de la imagen, trastorno dismórfico corporal o dismorfofobia