Un rey visigodo da la bienvenida desde una glorieta, el bar del pueblo tiene aire mexicano y la iglesia esconde un tesoro a base de huesos de quienes murieron lejos. El nombre del pueblo empieza por w, pero se pronuncia con b. Con todo, estamos en las estribaciones de los Montes Torozos, en la provincia de Valladolid. La plaza en la que se ubica la iglesia de Santa María de la O (en alusión al embarazo) da algunas pistas: hay cipreses. Son árboles que piden silencio, que hablan de la muerte. Es creencia extendida y antigua que ayudan a las almas a llegar al cielo. Como los cipreses, la paredes de la iglesia han visto tanto de la vida como de la muerte durante siglos, en el único pueblo español cuyo topónimo empieza por w.
Son muchos más los muertos que los vivos en Wamba, el pueblo que alberga el osario más grande (y el único visitable) del país. En esta pequeña localidad vallisoletana en la que apenas hay más de trescientas personas censadas, alrededor de tres mil calaveras atraen cada vez más curiosos que llegan en busca de huesos y encuentran una iglesia repleta de historias. Del pueblo vuelven sabiendo que Wamba se pronuncia «bamba» y no «guamba».
Era Wamba el rey visigodo de piedra que dio la bienvenida a la entrada. Esculpido en piedra por Lorenzo Duque es ya uno más en el pueblo al que da nombre. Para entender qué hace