natalia Lacunza (Pamplona, 1999) se desenvuelve con la soltura que le ha dado la experiencia y con la vibrante actitud con la que, nadie me dijo lo que tenía que hacer porque nadie tenía tiempo para mí, así que me dejaron hacer lo que quisiera. Creo que eso es lo que me ha llevado a conseguir el nivel profesional en el que estoy ahora, el poder tomar decisiones propias y libres. Y el ser honesta conmigo. Siempre he hecho lo que me ha dado la gana porque no concibo otra manera de hacerlo. Ser artista viniendo de un programa así tiene un factor de disociación muy fuerte. Tienes que aprender a dividir bien entre tu personaje y tu persona, pero ambos están completamente unidos. Misma cara, mismo nombre, mismo cuerpo. He puesto muchísimo esfuerzo en mantenerme cuerda todo el rato». Por eso su primer álbum de estudio, lanzado en junio del año pasado, es una declaración de intenciones y un proyecto redondo con el que Lacunza sigue cosechando éxitos. En él experimenta con los sonidos que la inspiran mezclando un poco de acá y de allá, tratando de encontrar el suyo propio. «Quiero pensar que todos los artistas estamos buscándolo constantemente. En mi caso, el ‘camaleonismo’ es mi identidad en todo lo que hago, y me alegro de llevar por bandera el tener claro que no quiero estancarme en nada», sentencia.
