«BRUNCH», EL DESAYUNOCOMIDA
Los seres humanos nos alimentamos en espacios variados de tiempo.
Desde la lactancia inicial de los recién nacidos, que sólo deja unas tres horas de reposo entre cada comida, hasta los yoguis, que aconsejan comer dos veces al día en las personas adultas -y que hoy está de moda, con el ayuno intermitente-, se dan bastantes posibilidades de combinar horarios de actividad y reposo con la necesaria alimentación. Pero la imposición de un cierto tipo de vida y la misma rutina condicionan los hábitos de comer, los cuales influyen a menudo en los modelos de comportamiento diario.
El «brunch», un invento del mundo de las prisas, puede convertirse en una ingeniosa alternativa a las tres raciones de comida algunos días del año. Algunos domingos y festivos, por ejemplo.
¿UN HORARIO PARA COMER?
En todas las épocas se han ensayado fórmulas, horarios y maneras de comer. pero permanece esta especie de «hambre» original, primigenia, que hace olvidar la función esencial del hecho de comer: es gracias al alimento que el organismo desencadena reacciones que permiten obtener la energía necesaria para mantener un equilibrio térmico estable, además de facilitar la reposición del tejido corporal.
Vivir física y psicológicamente más acorde con la Naturaleza favorece que se siga la rueda de los días de forma bien distinta al ritmo productivo febril de las sociedades tecnoindustriales.
Un día paladeado de instante en instante puede convertirse en algo sagrado; de esta forma, «la hora del Angelus», que en la tradición religiosa más próxima a nosotros señalaba el mediodía, supone también una pausa en la tarea en el exterior, antes de reponer energías y a la vez evitar las horas en las que los rayos del sol son poco aconsejables. El tiempo discurre de otra forma y el apetito real el hambre verdadero sin carencias- sigue otra lógica, más instintiva y saludable.
Pero es normal seguir jornadas laborales con horarios que conllevan bocadillos urgentes o platos combinados poco recomendables. Y de noche, una cena excesiva delante de una pantalla: una nutricionista solía decir que «no se necesitan demasiadas calorías, para movernos del sofá a la cama».
A la hora demedia mañana y otra a media tarde, con el regalo de las horas del mediodía.
