El reconocimiento del trabajo del cuidador es muy reciente y también la mirada hacia su propio cuidado. Nuestra cultura enfoca la educación hacia el altruismo, la atención al otro antes que a uno mismo. No queremos que piensen que somos «egoístas». Además, según la persona, se puede añadir la necesidad de sentirnos útiles, cercanos, que nos valoren como buenas personas…o evitar sentirnos culpables de no hacer lo correcto.
Encontramos personas muy cuidadoras ya desde pequeñitas, como hermanas mayores que cuidan de los demás hermanos como una «madrecita», que ayudan en casa y se hacen responsables incluso de tareas que les corresponden a los adultos. Y, realmente, los adultos premiamos y reforzamos las actitudes responsables y «adultas» en los niños, valoramos extremadamente la actitud cuidadora ya en los pequeños. Eso da sentido a