MI TRAYECTO AL FUTURO DEL FITNESS empieza con 30 segundos de viaje en el tiempo. Aparco mi coche en Venice Beach, al lado del gimnasio Gold’s Gym. Contemplo el extenso recinto, donde tipos corpulentos con camisetas ceñidas levantan peso muerto a pleno sol, y a continuación camino media manzana hacia la sede de Supernatural, una empresa líder en el desarrollo de programas de fitness con realidad virtual.
Diez minutos después, con unos extraños cascos Quest 2, estoy boxeando en la Luna. Pocos minutos más tarde, lanzo puñetazos y ganchos al borde de Taft Point, en Yosemite, balanceándome y zigzagueando mientras Drake canta Entrenar en el metaverso es más real de lo que me imaginaba. El sudor me cae por el cuello y mi ritmo cardiaco roza la zona 2. Los sensores de los mandos inalámbricos de la