A finales de agosto de 1944, Hitler dio la orden desquiciada de arrasar París ante la inminente llegada de los aliados. Afortunadamente, sus generales le desobedecieron, pero el episodio fue ampliamente difundido por la literatura y el cine. Mucho menos conocidos son los hechos que se produjeron durante los estertores de la guerra civil, cuando Barcelona estuvo a punto de volar por los aires de no haber sido por la intervención de un hombre que se la jugó por evitarlo.
CATALANISTA CONVENCIDO
Miquel Serra i Pàmies nació en la ciudad de Reus en 1902. Desde muy joven manifestó inquietudes republicanas y catalanistas que plasmó en escritos que aparecieron publicados en las páginas del diario Foment, órgano de comunicación del partido Unión Federal Nacionalista Republicana en las comarcas tarraconenses, y en La Porra, semanario de brevísimo recorrido que en el editorial de su único número se presentó como revista satírica, al margen de la influencia de cualquier partido político y muy crítica con el pragmatismo del sector conservador del nacionalismo catalán.
Después de cursar estudios de comercio, Serra i Pàmies encontró trabajo en la empresa Catalana de Gas y Electricidad. Su carácter inconformista y su ideario de izquierdas le alentaron a mili-tar en la Unión Socialista de Cataluña (USC), primer paso de una ascendente carrera política que en julio de 1936 le llevó a ser uno de los fundadores del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), organización política surgida de la unión del Partido Comunista Catalán (PCP), la Unión Socialista de Cataluña (USC), el Partido Catalán Proletario (PCP) y la Federación Catalana del PSOE. El joven político fue nombrado vicesecretario y tesorero de la nueva formación y desde su puesto siempre defendió la independencia del partido frente a las presiones de la Internacional Comunista dirigida desde Moscú.
Hacía tiempo que el PCE dependía directamente de las directrices emanadas de Moscú
El estallido de la guerra civil supuso un revulsivo en el convulso panorama político catalán, en el que las distintas formaciones de izquierda pugnaban por mantener su hegemonía sin perder sus señas de identidad nacionalistas. A pesar de las tensiones, Serra i Pàmies