INTERNACIONAL /FRANCIA
PARÍS.– “Desde el 19 de enero la población se moviliza contra la reforma de las pensiones (…) Hasta la fecha esas movilizaciones masivas encabezadas por un frente intersindical unido no han recibido la mínima respuesta de parte del gobierno. Semejante situación no puede durar más. El silencio del presidente constituye un grave problema democrático que lleva inevitablemente a una situación que puede volverse explosiva. Por lo tanto, consciente de la gravedad del momento, el frente intersindical le solicita por correo una cita urgente para pedirle que retire su reforma.”
Rodeada por los dirigentes de las ocho principales confederaciones sindicales de Francia y de cinco organizaciones de defensa de la juventud, Patricia Drevon, alta responsable de Fuerza Obrera, se expresa en tono grave y decidido.
Es el martes 7. Son las 8:30 de la noche. Acaba de terminarse la sexta jornada de huelgas y marchas de protesta contra la reforma de las pensiones en menos de dos meses.
A lo largo de todo el día, 3 millones 500 mil manifestantes desfilaron en más de 300 ciudades de Francia, según aseguran los organizadores. Una cifra récord. Y aun