El KERS, sistema de recupera-ción de energía cinética, llegó en 2009 a una Fórmula 1 que hasta entonces había sido com-pletamente de combustión. Este avance tecnológico que no fue lo sufi-cientemente práctico en su introducción, trataba de maximizar la eficiencia energéti-ca reutilizando parte de lo que se desapro-vecha en una frenada y convirtiéndolo en potencia extra. En aquel entonces–y no ha pasado tanto tiempo–la preocupación era el rendimiento y no tanto la sostenibilidad o la erradicación del uso de combustibles fósiles.
Fue un punto claramente en ninguno de sus aspectos.