La vida de la perdiz que acaba en el plato, escabechada o acompañada de unas lentejas, ha cambiado mucho en las últimas décadas. Los campos que solía habitar, llenos de arbustos donde cobijarse, y los arroyos donde acudía a calmar su sed se han visto radicalmente modificados por la acción humana. La caza ha perdido su equilibrio natural y está viviendo un momento complicado; las especies menores están disminuyendo drásticamente y las prácticas agrarias dominantes, el turismo cinegético, la intervención humana y una legislación rígida, hacen que cada vez sea más difícil encontrar piezas silvestres en el mercado. Al otro lado de la balanza, los ciervos, corzos y jabalíes asaltan carreteras, abusan de las cosechas y se adentran en las ciudades, causando problemas de convivencia con los humanos. Dos realidades distintas que se pueden contar a través de dos restaurantes.
Lera, el restaurante distinguido con dos estrellas Michelin, una de ellas verde, se encuentra en Castroverde de Campos, un pueblo que pertenece a Zamora, pero que está a la misma distancia de esta capital que de Valladolid. En este municipio no hay grandes masas de vegetación, es lo que llaman Tierra de Campos y eso es fundamental, porque el paisaje define la fauna. Aquí se practica la caza menor porque los grandes mamíferos no encuentran dónde resguardarse. Y los animales de menor tamaño lo tienen cada vez más difícil.
Las voraces prácticas agrícolas de esta región, que vive de las cosechas, buscan mayor rentabilidad