Los Fabelman es, posiblemente, la película más personal, cercana y autobiográfica que ha dirigido Spielberg en su dilatada carrera, que acumula ya 58 títulos en el momento de escribir estas líneas (pronto serán 59, porque ya prepara su próximo largometraje, en el que traerá de vuelta el personaje del policía que inmortalizó Steve McQueen en la película Bullitt, clásico dirigido por Peter Yates en 1968).
El cine como catarsis
es una declaración de amor al cine de Spielberg, que en su desarrollo busca, también, cambiando el nombre de los personajes reales, el camino de salida del laberinto del pasado familiar real del propio director, reconvertido en variante del mitológico Teseo guiado por un hilo de Ariadna fabricado de celuloide. Pero al mismo tiempo es una recreación de un episodio que dejó marcado al director y ha influido en una de las claves más repetidas de su cine: el descubrimiento de la infidelidad de su madre con el mejor amigo de su padre cuando él contaba 16 años, conocimiento que él no llegó a compartir con su progenitor, pero que sí dejó huella en sus películas y ahora acaba incorporándose a modo de catarsis en su último trabajo, según explicó el propio cineasta en unas declaraciones al programa televisivo CBS , donde afirmaba: “Hacer esta