A los tropiezos, cada año, Argentina llega a finales de diciembre con las tareas hechas para, en el mejor de los casos, aprobar con lo justo. Lejos se está de llegar a los objetivos que la harían ganarse un 7 y promocionar. Para ello, los especialistas coinciden en apuntar a la necesidad de comenzar a diseñar las tan mentadas reformas estructurales que podrían elevar a la Argentina a ese estatus de país desarrollado. La ausencia de estas la deja siempre en la condición de en desarrollo y hasta “de frontera”, como indicó el MSCI en su calificación de mercado.
Las reformas son siempre las mismas y nunca encaradas, con la excepción de alguna acción dispuesta en los años de la presidencia de Carlos Saúl