Con políticas cuasi ortodoxas y un toque de populismo, Sergio Massa llegó al Ministerio de Economía, en un gobierno desgastado por las internas y la inacción del presidente Alberto Fernández ante urgencias concretas que día a día se presentan en la gestión.
Massa, expresidente de la Cámara de Diputados, trabajó duro para llegar a este lugar. Hábil y sensitivo, le marcó la cancha cuanta vez pudo al primer ministro de Economía de Fernández, Martín Guzmán. Los cambios en monotributo y ganancias, iniciativas que bien habrían podido salir del Palacio de Hacienda, fueron propuestas desde el Legislativo, de la mano de Sergio Tomás.
La última carta, la bala de plata. Así se presentó al ministro que prefiere despojarse de la impronta albertista y crear una nueva de cara al 2023 y sus aspiraciones presidenciales. Comenzó por la comunicación: descartó a la vocera oficial para informar personalmente vía Twitter sus decisiones. En caso de lograr un cambio, serán sus logros