En pleno año electoral, el Gobierno juega sus chances políticas en el ordenamiento de variables económicas que, en la mayoría de los casos, desde hace años vienen descarriadas. Las apuestas están puestas en el trabajo del equipo de Sergio Massa en el Palacio de Hacienda.
El eje principal de la carrera de postas está en la palabra ‘control’. El Gobierno pretende y necesita controlar la inflación, necesita controlar y lograr el financiamiento especialmente de la deuda en pesos que tuvo en noviembre su primer traspié, y necesita controlar al dólar y achicar la brecha cambiaría. Además, precisa controlar la emisión, el orden fiscal, la estabilidad de los precios, la capacidad de compra de los salarios, cumplir con las metas del