La irrupción de 27 hombres a bordo de siete vehículos blindados que ataron y asesinaron a 10 custodios y siete internos que atendían “la aduana” del Centro de Readaptación Social (Cereso) número 3 de Ciudad Juárez, Chihuahua, a fin de liberar a Ernesto Piñón, El Neto, líder de Los Mexicles, reafirmó la negligencia e indolencia de los tres niveles de gobierno para solucionar este problema.
Un muro levantado con sólo 12 bloques de concreto separa la Novena Región Militar de Ciudad Juárez del Cereso 3, de donde la mañana del 1 de enero fue liberado El Neto, el más sanguinario de esta pandilla de sicarios, según las autoridades de seguridad. Heredó el mando del penal en 2020, cuando su antecesor, El Lalo, fue trasladado al penal de Chiapas.
Hasta las instalaciones militares se escucharon las ráfagas. Aun así la corporación castrense que hoy realiza tareas de seguridad pública tardó en reaccionar. Ni los efectivos de la Guardia Nacional hicieron presencia. Todas las corporaciones llegaron al penal 30 minutos después, cuando ya los sicarios habían masacrado a 17 personas y se habían fugado 30 de los presos más peligrosos.
Días después El Neto cayó muerto en un enfrentamiento con policías estatales, al impactarse contra una gasolinería.
La incursión de los sicarios fue precisa, cronometrada, como diseñada por un experto en manejo de crisis y táctica militar, según