VUELVE MÁS FUERTE Y SANO
COMO DAMIAN LILLARD
DAMIAN LILLARD CONOCE de sobra este ejercicio. Sostiene frente a él la gruesa asa negra de una máquina gigante, una Proteus Motion. El asa va unida a un tubo que se desliza hacia dentro y hacia fuera del gigantesco y giratorio aparato. A la izquierda, una pantalla de cristal líquido supervisa todos y cada uno de sus movimientos. Lillard está en un gimnasio de Portland (Oregón, EEUU), una instalación que combina los equipos más clásicos (mancuernas, trineos o una cinta de correr) con otros aparejos mucho más sofisticados, como la Proteus. De una de las paredes de la sala principal cuelga una fotografía de Lillard, de pie y sin camiseta. La tomaron cuando él se enorgullecía de estar en el momento de mejor forma física de su vida. Confiesa que en aquel momento “solo entrenaba por entrenar”.
Pero ahora sus entrenos tienen un propósito: el pasado enero, la estrella de 32 años de los Portland Trail Blazers se vio obligada a parar tras años luchando contra una lesión en un músculo del core. Aquel fue, sin duda, uno de los momentos más complicados de