El pasado 14 de junio de 2022, el canadiense Alek Minassian fue condenado a cadena perpetua y sin posibilidad de conseguir la libertad condicional en 25 años por el asesinato de 10 personas y la tentativa de asesinato de otras 15.
Los hechos sucedieron cuatro años antes, cuando Minassian, entonces un estudiante de 25 años, arrolló con una furgoneta alquilada a decenas de personas que caminaban por la acera de una concurrida calle de la ciudad canadiense de Toronto. Minutos después, el agresor era detenido y desarmado sin oponer prácticamente resistencia.
La investigación policial se centró primeramente en el móvil terrorista como origen de la matanza, pero enseguida se descubrió que, instantes antes de perpetrar el atropello masivo, Minassian había publicado un mensaje en la red social Facebook en el que decía que «la rebelión incel ha empezado», acompañado de una referencia a otro asesino, llamado Elliot Rodger, autor de la muerte de seis personas en 2014 y también vinculado con el citado movimiento incel.
La conexión incel con el atentado quedaba clara, como el propio Minassian reconocería más adelante, al afirmar que aquel debía ser la primera de muchas acciones violentas contra mujeres y hombres exitosos en el terreno sexual. Pero… ¿quiénes son los incel?
En su investigación Estudio de la cultura incel desde el prisma (2022), la criminóloga Marina Álamo afirma que el término nació en el blog Alana's Involuntary Celibacy Project, un lugar de encuentro en la Red para personas que se sentían emocional y sexualmente solas.