Panamá, el istmo que emergió del mar para separar océanos y unir continentes, se caracteriza por el inclemente calor del trópico durante todo el año. Sin embargo, solo algunos saben que existe una región al occidente del país donde las montañas permiten un clima fresco que se disfruta entre cultivos de caña, plátano y café, y donde la naturaleza es el eje de actividades culturales, gastronómicas y de aventura.
Desde playas vírgenes y parques nacionales hasta el punto más elevado de la nación centroamericana, donde se alcanzan a divisar el Pacífico y el Caribe al mismo tiempo, la provincia de Chiriquí es una de las joyas naturales mejor escondidas de las tierras altas panameñas. En esta zona agrícola y ganadera, la biodiversidad permea en cada aspecto de la vida cotidiana mientras sus habitantes incursionan en la industria turística para mostrar los encantos chiricanos, que resultan poco conocidos incluso para los mismos