Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador visita algunos de los estados más peligrosos del país, las preocupaciones del Ejército no son los grupos del crimen organizado que pudieran atacarlo, sino las protestas sociales.
Proceso revisó documentos de inteligencia de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedeña) que forman parte de los correos electrónicos hackeados por el colectivo Guacamaya, en los cuales el Ejército realiza labores de inteligencia previo a las visitas del mandatario para identificar cuáles son los posibles riesgos que enfrentará al llegar al lugar designado.
Los documentos incluyen un panorama delictivo del estado o municipio que visitará el titular del Ejecutivo federal y una conclusión de riesgos probables a los cuales se enfrentará, en los cuales no se incluyen posibles ataques armados por integrantes de la delincuencia organizada, sino protestas e intentos de la población para acercarse a López Obrador con el fin de que escuche sus exigencias, principalmente.
Durante las giras presidenciales la Sedeña despliega a varias de sus fuerzas en el terreno para prevenir problemas. La sección de inteligencia vigila a las organizaciones sociales y su potencial para realizar bloqueos, los batallones mandan a sus elementos de Órganos de Búsqueda de Información (OBI) para tantear el terreno, el Estado Mayor de la Defensa Nacional envía a especialistas del Grupo de Respuesta a Emergencias por cualquier atentado con explosivo y la sección de ciberespacio monitorea las redes sociales.
Todo esto mientras se informa en tiempo real sobre el desarrollo de la agenda presidencial a Luis Cresencio Sandoval, titular de la Sedena.