l número 30 de la avenida Montaigne es la historia de Dior. Aquí es donde empezó todo. La idea de la Suite era que nuestros clientes entraran por donde entraba Dior, subieran en el ascensor que él tomaba y, al final, durmieran en su casa. El objetivo no es entrar en el negocio de los hoteles, que ya hay suficientes opciones increíbles en París, sino crear una experiencia extraordinaria dando a alguien las llaves de este lugar legendario, durante una noche o más. Hemos creado una experiencia de 360 grados. Los clientes de hoy ya no van a comprar solo un producto, sino Primero ofrecimos esta experiencia a nuestros mejores clientes y ahora está abierta a la reserva. De unos 20 000 euros. Creo que el lujo tiene que ver con la emoción. No sé si es un lujo nuevo o antiguo, pero siempre ha sido mi forma de pensar. Hemos construido aquí una máquina de crear emociones; un lugar de verdaderas experiencias que no olvidarán y contarán. Y por eso hemos construido no una tienda, sino todo un universo Dior que tiene muchas cosas que descubrir juntos, como un restaurante, una pastelería, una galería, una suite de hotel, hermosos jardines colgantes. Quiero que los clientes sientan emociones a través de las muchas sorpresas que experimentarán cuando vengan a visitarnos. Hay mucha gente que quizá hoy no tenga dinero para permitírselo, pero al ver el 30 de Montaigne, la boutique, su arquitectura, pueden enamorarse de la marca y ser clientes del futuro. Nuestro objetivo es mantener respetuosamente el pasado mientras nos proyectamos hacia un futuro en constante evolución. Pero es un reto cotidiano. Como decía monsieur Dior, hay que saber ser un poco insolente para dar a la tradición un toque de modernidad. La habilidad y la acción, la asunción de riesgos, forman parte del mundo actual si se quiere tener éxito. La autenticidad y la capacidad de establecer una relación humana con el cliente es nuestra fuerza. El otro día dije a mi equipo que me gustaría que alguien se fuera de aquí con un “tatuaje” Dior, es decir, que le haya gustado tanto que no solo no lo olvide –quizá sea un vestido que no olvide o el Restaurante Monsieur Dior–, sino que tenga algo que le recuerde a Dior de forma positiva. Todo esto eleva y mantiene el alto nivel de una casa de alta costura como Dior. No hay muchas marcas con este tipo de misticismo. Dior tiene aura. Tenemos que estar en la deseabilidad. Todo lo que hacemos es a largo plazo y no a corto plazo. El universo Montaigne es testimonio de ello. Y, por supuesto, consolidar la posición de Dior como marca estrella, formar parte de las pocas marcas que tienen el estatus de intocables e icónicas y que vivirán para siempre. Con 30 Montaigne, queremos crear una continuidad entre el mundo físico y el virtual mediante innovaciones tecnológicas. La experiencia es “flowless”: un cliente puede preparar lo que quiere comprar en casa o y luego venir a la para probárselo. No hay sistema de caja: puede pagar en cualquier lugar de la tienda en cualquier momento. Si nuestros clientes desean una mesa en el Restaurante Monsieur Dior, se les notificará por sms. La información sobre las obras de arte expuestas también está disponible en sus móviles. Todo es sencillo y fluido. Tendremos nuestra nueva y primera sede en los Campos Elíseos (46 000 metros cuadrados) porque ahora estamos todos dispersos por la ciudad. Será un poco como un megaproyecto, que se irá abriendo paso en las principales ciudades del mundo. China es un mercado muy importante para la casa, uno clave. Dior es una marca multifacética que puede ofrecer productos y experiencias perfectamente adaptados a nuestros diferentes clientes. Creo que los jóvenes consumidores chinos estimulan la creatividad de Dior porque son menos fieles y eligen los productos que realmente les hablan. Estamos inmersos en el metaverso. Creo que será el desarrollo futuro del comercio electrónico, en el sentido de que en lugar de ir ahora a elegir un producto a partir de una fotografía, será quizás un mundo más inmersivo en el que iremos a una boutique virtual donde tocaremos el producto, podremos verlo en nuestra talla y probárnoslo. Así es como lo imagino y así es como lo estamos viendo. A una combinación de muchas, muchas cosas diferentes. Es difícil señalar con certeza. Multiplicamos por mucho las ventas de hombre; nos desarrollamos en joyas y accesorios, y diferenciamos nuestro negocio con los bolsos. Creamos la innovación en los accesorios. Innovamos nuestras tiendas con un nuevo concepto menos intimidante y más amigable, más abierto, y todo eso nos dio resultados extraordinarios. Y, por supuesto, la base del éxito es también el equipo creativo. Creo en la energía y en los equipos que están detrás de la visión. El universo Dior ofrece energía positiva y optimismo, al igual que monsieur Dior fue optimista después de la Segunda Guerra Mundial. Decidió construir su sueño sobre esa devastación, ponerse en marcha por su cuenta, invertir con valentía, con innovaciones… Y creo que ese es el camino a seguir. No tenemos más que eso: la esperanza de vivir el sueño que estamos viviendo hoy aquí.
